He visto hombres acobardados por el amort, más de lo que he viso viejas acobardadas por él, de repente todo va bien en una relación pero ellos se apartan y deciden dejar eso mismo que ellos fueron los que iniciaron, me pregunto ¿qué pasara por sus cabezas al hacer esto? ¿Por qué olvidaron mirar sus soldados antes de irse a la guerra? Pero también he visto mujeres que se acobardan, que le temen al compromiso, que huyen a la expectativa de morir a ellas para construir algo en conjunto con ese que se la está guerreando toda y la deja toda en la cancha. He visto de parte y parte como el amort se convierte en eso del amort y otros males, pues nadie se imagina como queda el que es abandonado, el que de alguna manera es rechazado, los pensamientos y las cargas que tiene a diario.
Yo he observado tantas historias tan cerca como me lo han permitido, he escuchado las frases típicas, las excusas clásicas, la frase lapidaria de “todo pasa por algo”, que lo único que se me ocurre para cerrar este texto es que el día que me corresponda vivir ese tiempo, espero que ese hombre no se acobarde, que la piense antes de tan siquiera intentarlo y que luego si está decidido y no se va quedar en alguna parte del camino y ve que yo también la he pensado y la he decidido, nos lancemos en esa guerra, donde nos dejemos morir juntos para construir en conjunto y llegar no a otros males sino a esa decisión de estar al 100% , como lo manda Dios hasta la muerte.
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