Por estos días en el último trabajo, me he vuelto a encontrar con esa manía mía de observar la gente e inventar historias detrás de ese rostro, esa manera particular de vestir, de hablar, de comportarse, no me malinterpreten, no es que haga un perfil psicológico de la persona o algo por el estilo, lo mio cuando observo gente, plan que me fascina, es imaginar una historia detrás de esa persona.
Veo gente muerta, no es cierto, solo que al escribir veo gente, me acorde de esa clásica cita. Regresando al tema, veo gente e imagino cosas, me gusta recrear historias desde que soy pequeña, no como una manera de huir sino simplemente porque las historias a veces se parecen a la realidad, me gusta crearlas porque pienso que este blog hace parte de inventarlas y darles vida, ya no en un papel sino en este medio.
Así que, llego una mujer de unos 30 años de edad, con gafas, de marco negro, un bolso, ropa de oficina, delgada, tenia varios exámenes que realizarse, pero estaba obsesionada, sí obsesionada con el orden, con que sus datos fueran los correctos, más o menos, me indicaba como tomar las muestras aunque ella expresara que en realidad no conocía nada del tema medico, por alguna extraña razón, la mesa no estaba completamente limpia, ella se quejo, limpie la mesa y procedí a hacer mi trabajo, de repente, me detuvo solo para quitar un cabello que había caído sutilmente de mi cabeza en la mesa, me miro a los ojos, lo tomo y lo lanzo al suelo. Cuando volví a intentar hacer mi trabajo y en esa área en particular tomar una muestra, reviso el tubo y vio unas gotas que en el se reflejaban, dijo en un tono alarmador si era un tubo con agua y por qué, le explique que el tubo traía un componente para que su sangre no se coagulara, se tranquilizo, pero seguía observando y comenzó a sudar.
Posteriormente, reviso todo antes de irse. Me quede pensando en ella, ¿con quién viviría? ¿que haría? ¿acaso su novio, su arroz en bajo, o esposo, la estarían esperando en un auto a las afueras del edificio? ¿tomaría un bus para su trabajo y en este se aplicaría a cada rato un gel antibacterial para mantener limpias sus manos? ¿acaso era una mujer solitaria? no lo sé, pero podría inventarle un par de historias, en alguna de ellas tendría un feliz y romántico final, en otras estaría en un final trágico y un poco loco.
La verdad después de divagar y de ir y volver de mis pensamientos, me quede pensando en lo que vi, sus reacciones, su forma de hablar, su intento de controlar algo que no tenia que controlar, su observación del pelo, y por un momento, pensé en las veces que nos obsesionamos con cosas, con personas absurdamente, aun con pensamientos, no me refiero a la clase de obsesión que nos llevaría a tener acciones de locura, sino de ese comportamiento que solemos tener cuando algo pasa una y otra vez por nuestra mente haciéndonos creer que no somos nada, que no hay importancia, o aquellos que llevan a las personas a sentirse deprimidas.
O aquellos momentos donde pensamos todo el tiempo por una situación que no podemos controlar o no podemos darle solución, cuantas veces nos hemos visto, dándole vueltas a un asunto sin llegar a algún lugar, cuantas veces esos pensamientos nos han llevado a la preocupación y a el caos. No sé cuantas veces le ha pasado querido lector o lectora, no sé si se pueda identificar, pero si sé que yo he pasado por ese camino muchas veces y en todas he fracasado, de esas obsesiones no ha quedado nada, más que agotamiento y frustración, por eso en esta ultima temporada al mejor estilo de Juan Luis Guerra, he decidido creer que todo tiene su hora, y no me refiero al amort, aunque también como lo dice la canción, sino a cada cosa de mi vida, he decidido una vez más dejar el camino de preocuparme, porque siempre esta Dios cuidando de mi.
sábado, 28 de marzo de 2015
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