martes, 4 de diciembre de 2018

La cima

Todos anhelamos estar en la cima, para algunos la cima, son los títulos, las carreras ganadas, el dinero bien trabajado, invertido y provechoso, para otros tener familia, casarse, ir de luna de miel, tener hijos, para algunos tener amistades, muchas amistades o muy pocas pero íntimas, pero me quedaría corta por más que llenara este texto contando lo que significa la cima para cada persona. Sin embargo todos tienen una cima, algo que anhelan lograr, un sueño por alcanzar.

Pensaba en todo esto, y ahora que escribo este texto lo pienso mucho más, en que independientemente de la cima a la cual queramos llegar, todos también tenemos un camino que atravesar, eso fue lo que viví, caminando para llegar a la cima de la montaña de colores en Cuzco, Perú. 



Se dice que uno debe tener una buena condición física para llegar, la altura no es un tema sencillo de manejar, y mientras caminaba pensaba que no lo iba a lograr, así como a veces nos pasa en la vida, planear tanto, esforzarse, ver a otros en el camino y darse cuenta que uno se está quedando atrás, que las fuerzas se van acabando, fue ahí en ese instante, cuando iba escuchando música, empezó a sonar una canción como bajada del cielo para aquel instante, la letra decía, no desmayes, solo cree. Y fue impresionante recordar que a veces en nuestro caminar solo necesitamos eso, CREER.

Vi a tantas personas caminando y recordé un viejo cuadro donde algunos van por un camino ancho y otros por un camino estrecho, el ancho se refiere a todos a aquellos que no han decidido creer específicamente en Dios y el estrecho lo contrario.

Y sentí tanto dolor en mi corazón por aquellos que intentan llegar a su cima solos, porque aunque el camino sea estrecho porque no es tan sencillo mantenerse firme en el camino, nunca estamos solos en ese caminar, cuando decidimos estar acompañados por Dios.

Caminé y caminé porque iba escuchando esa canción que me ha recordado que independientemente del pasado, de mis historias o días tristes siempre he podido contar con Dios, quien me salvo de la muerte y me llevo a la cima, no solo de la montaña de colores, sino a la cima de la vida que es desde donde ahora veo todo, me llevo a sus pies y entendí que no hay un lugar más alto o más grande que ese, y que si sigo desde ahí desde esa perspectiva no solo lograre algunas cosas que sueño, sino que mi vida siempre habrá valido la pena, como lo fue al final de ese camino para ver tan extraordinariamente paisaje que jamás había visto en mi vida.



Hoy precisamente hoy, después de algunos días difíciles para mi, me es importante recordar, que Dios ha tenido planes buenos para mi desde el principio, que no debo dejar de creer, y que él ha prometido estar ahí, siempre. Así que si alguno de mis lectores o lectoras hoy siente que no ha llegado a ninguna cima, puede hoy tener una que es la más grande y es conocer a Dios y caminar con él, creyéndole, como lo hice yo en Perú para alcanzar esos planes buenos que él también tiene para usted. 



Alfarero

Vivir con dolor es una cosa muy fuerte. Escribo esto mientras me pasan electricidad en uno de mis pies. Aquí estoy en rehabilitación tratand...