La segunda cirugía de rodilla, no fue menos sencilla, y ya habiendo experimentado algo antes, pareciera más fácil, pero no es sencillo, es volver a pensar por encima del dolor, mi salida para ese tiempo fue este texto que siempre me ha marcado he impactado y que me ayuda en tiempos de formación de carácter. "Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados." Hebreos 12: 11. Así todo este proceso me enseño disciplina, hace poco me sacaron las cordales y había olvidado lo que significa el dolor, dolió mucho, y mi cara quedo como la de la señora cara de papa, fue allí donde volvió a mi la memoria de las cirugías de la rodilla, ya que de nuevo estaba yo con hielo y paños de agua tibia.
Recuerdo que una persona sufrió una ruptura de meniscos y el ya llevaba varias terapias para volver a caminar, yo llegue y camine bien y todo y él seguía en el proceso, la doctora solía decirme que no era muy disciplinado y que ya el debía estar bien pero no lo estaba por el mismo.
La disciplina es algo que se forma, todos tenemos la capacidad de adquirir esto, pero la gente suele dejarse llevar por lo fácil por lo que no implica ningún tipo de esfuerzo, se inicia un proyecto si se deja a la mitad, se inicia un libro y no se termina de leer, se inicia una amistad y a la mitad del camino les da pereza entregar y se rinden, aun se inicia algo y aunque se termina no se hace bien, se es movido por emociones, por sentimientos y circunstancias, nada similar a la disciplina.
Muchas veces he sido juzgada por ello, me han etiquetado de ñoña, radical, y otras tantas, solo para darme cuenta que quien hablan así, no han podido mantener cosas en su vida, le temen a la permanencia y por eso no se disciplinan. Por estos días he estado hablando con Jesús de una manera distinta, lo he visto desde su parte humana, he visto su carácter indomable, porque habría de tener mucha disciplina para no bajarse de esa cruz y quemar a cuanta gente hablaba en su contra, tendría que ser muy disciplinado para en tan poco tiempo recorrer tantos lugares, hacer tantas cosas, formar a otros para que llevaran buenas nuevas, y sobre todo no dejarse vencer aunque su tarea fuera la más difícil: vivir para morir por la humanidad.
Jesús es mi ejemplo, a quien más admiro, mi centro, y deseo tener su disciplina, para hacer lo que es debido y tener aquella firmeza, aun con la cual me lo imagino riéndose y tratando de pasar a los discípulos sin que ellos lo notaran caminado por las aguas.
Recuerdo que una persona sufrió una ruptura de meniscos y el ya llevaba varias terapias para volver a caminar, yo llegue y camine bien y todo y él seguía en el proceso, la doctora solía decirme que no era muy disciplinado y que ya el debía estar bien pero no lo estaba por el mismo.
La disciplina es algo que se forma, todos tenemos la capacidad de adquirir esto, pero la gente suele dejarse llevar por lo fácil por lo que no implica ningún tipo de esfuerzo, se inicia un proyecto si se deja a la mitad, se inicia un libro y no se termina de leer, se inicia una amistad y a la mitad del camino les da pereza entregar y se rinden, aun se inicia algo y aunque se termina no se hace bien, se es movido por emociones, por sentimientos y circunstancias, nada similar a la disciplina.
Muchas veces he sido juzgada por ello, me han etiquetado de ñoña, radical, y otras tantas, solo para darme cuenta que quien hablan así, no han podido mantener cosas en su vida, le temen a la permanencia y por eso no se disciplinan. Por estos días he estado hablando con Jesús de una manera distinta, lo he visto desde su parte humana, he visto su carácter indomable, porque habría de tener mucha disciplina para no bajarse de esa cruz y quemar a cuanta gente hablaba en su contra, tendría que ser muy disciplinado para en tan poco tiempo recorrer tantos lugares, hacer tantas cosas, formar a otros para que llevaran buenas nuevas, y sobre todo no dejarse vencer aunque su tarea fuera la más difícil: vivir para morir por la humanidad.
Jesús es mi ejemplo, a quien más admiro, mi centro, y deseo tener su disciplina, para hacer lo que es debido y tener aquella firmeza, aun con la cual me lo imagino riéndose y tratando de pasar a los discípulos sin que ellos lo notaran caminado por las aguas.