miércoles, 10 de julio de 2024

Alfarero

Vivir con dolor es una cosa muy fuerte. Escribo esto mientras me pasan electricidad en uno de mis pies. Aquí estoy en rehabilitación tratando de vivir sin dolor sino con sanidad completa. Tristemente hay dolores que no se pueden tratar a menos que Dios obre los milagros que Él sabe hacer.

A veces pensamos que el dolor emocional es parecido, que no hay forma de quitarlo, arrancarlo, y por fin abandonarlo. Personalmente he descubierto que sí se puede vivir sin dolor emocional, en el sentido de la sanidad de la herida y no en el sentido de que nunca vayamos a volver a ser lastimados.

Por estos días pensaba mucho en esta historia maravillosa que está en Jeremías.

“Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras. Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla.
Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo: ¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel.” Jeremías 18:2-6.

Y pensé mucho en esto porque de repente me encontré en una situación parecida si pudiera decir. Es como si Dios supiera que era tiempo de hablarme acerca de heridas del pasado. Entonces me llevo a su casa una vez más, a la casa del alfarero, y allí comenzó a hablarme de múltiples situaciones que había vivido, yo había intentado simplemente dejar que eso cicatrizara y seguir adelante así sin ningún proceso de limpieza y recuperación, porque hay cicatrices que han sanado con el proceso adecuado y otras que aún duelen por falta de tratamiento.

Y allí me encontraba yo, con un dolor de la boca al estómago que no lograba identificar, me pregunté ¿Qué había hecho antes para evitarlo? ¿Qué hacer para pasar la página? Intente hacer las cosas del pasado, distracción en muchas formas “sanas” sin embargo la voz suave de Dios me indicó que quería varios días para tratar con mi alma, con mi corazón, con estas heridas, en contra de Él y de otros.

Fueron días bastante difíciles, de llorar, llorar y llorar mucho. De pensar cómo cuando me hacen el masaje en el pie, por favor no más, pero recordar lo que dice Joyce Meyer: Es mejor el dolor de pasar por la sanidad que el dolor de vivir en ella.

Así que aunque quise huir mucho, le dije a Dios que está bien que estaba en sus manos así como la vasija rota en las manos del alfarero.

Hablamos horas, caminamos horas, lloramos horas, fui vulnerable con Dios por muchos días, cada recuerdo fue sacado, fue entregado a Él, no había nada de superficialidad en los temas hablados.

Fue una cirugía a corazón abierto, solo que no había anestesia, porque no había un medicamento para tomar para este dolor.

Descubrimos heridas que ni recordaba y también como eso me ha afectado en mi forma de relacionarme, descubrí porque digo ciertas frases o las veces que hago tremendo drama de ciertas situaciones.

Sin embargo el dulce Espíritu Santo estuvo ahí para darme consuelo, para abrazarme y decirme que Él sabía lo que dolía pero que mirara hacia la cruz donde aún esas heridas fueron llevadas. Y entonces el iba a restaurar, y así lo ha hecho.

La vergüenza quería tomar el control, también la culpabilidad por tantos errores cometidos, y sin embargo la cruz y su sangre seguían siendo suficientes para cubrirme.

Fueron y han sido días muy fuertes, de mucha libertad, porque también había que ser consciente que de todo esto el maligno se quería aprovechar. Pero aún en la cruz fue humillado públicamente. Fue derrotado.

Sigo en el camino de aprender del que creó las relaciones, del que me amo tanto y me acepto tanto, que sabe que soy barro, que soy una vasija rota en sus manos, y que su deseo es sanarme para seguir haciendo su obra en mi.

Yo le dije que era más fácil volver a aislarse o no luchar por las relaciones y Él me mostró la imagen de Jesús buscando a Pedro, haciéndole pescado y diciéndole ¿me amas? ¿Me quieres? Y esa imagen me trasformó, nuestro Jesús no nos necesita, y sin embargo nos busca y desea que nos relacionemos así con los otros, que los amemos tal cual nos ama Él, no menos, no más, solo como Él lo hace, fiel, leal, incondicional.

No sé que viene hacia el futuro sólo sé que ha sido un tiempo profundo en el cual estoy creciendo y que espero seguir creciendo en especial con personas que Dios nos deja amar profundamente.

Obvio es más fácil vivir solos pero fuimos creados para conexión profunda con Él y con otros, espero los otros también me permitan estar ahí para seguir yendo al alfarero y un día reírnos de lo duro que fue pero lo sanador que también lo es.

Cómo me dijo alguien a quien considero un tesoro y quien espero me deje seguir construyendo: “Si queremos llegar rápido estar solos, pero si queremos llegar más lejos estar acompañados” o como lo diría la biblia "Mejor son dos que uno" que aplica para todas las relaciones y no solo el matrimonio.

Y por último me queda decir que al gran alfarero no se le va ningún dolor emocional de las manos y Él es suficiente medicina para nuestra alma, y nos ayudará en cada parte del proceso.



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