Esta sensación la he tenido varias veces, ahora más que muchas, porque siento realmente, que cuando abrí cuartos oscuros de mi vida a Dios y fui transparente con él, él empezó a hacer lo que sabe hacer. Recuerdo "las mil y una noches" (ante todo la exageración), que llore porque cosas no se dieran o por la impotencia de no poder hacer en mis fuerzas otras, pero descubrí que solo puedo ganar cuando pierdo y me rindo.
He sonreído cuando me doy cuenta de verdades que nunca había visto, como entender que redención se tiene únicamente cuando uno la quiere, porque el orgullo, y el creerse fuerte nunca dejaran que uno llegue a dejar que otro pague las deudas que uno adquirió toda su vida, y me refiero a toda clase de deudas y de errores cometidos a conciencia o por ignorancia. He sonreído al ver niños y niñas levantar sus brazos al cielo y saber que están acercándose a Dios, he sonreído al ver como la historia de la gente cambia solo porque tomaron la decisión de tomar al salvador, he sonreído al poder codearme y bailar con los que luchan, aquellos que permanecen.
Pero esta vez tengo alegría porque alguien quien siempre he querido pensé que nunca volvería a ver o hablar, pero ahí es donde Dios mete su mano y de una forma singular nos muestra cuando es el tiempo de restaurar una relación y como el bien me lo mostró hacer todo una vez mas nuevo.
Una vez más un sueño que parecía una epifanía, acerca de un río y de como debíamos estar en ese y no en un barrial, se vuelve a presentar, y una vez más Dios muestra su mano para mostrarme que es un Dios que redime, que es justo y que primero tenia que trabajar con mi corazón para no basar mis relaciones en intentar suplir mis necesidades emocionales sino sobre la base de que sí él lo llena todo, nos rodea y aun nos devuelve lo que habíamos perdido incluso por nuestras propias decisiones.
Hoy comparto la alegría de volver a empezar, y con la certeza de que si Dios es el centro, todo va a salir bien, porque el nos deja escribir la historia a su lado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario