La primera vez que escuche esa palabra (comilona) fue en rin rin renacuajo, luego experimente que es una comilona que según la real academia española es: comida muy abundante y variada. Y díganme si no es un placer, un deleite comer y comer bien. Pues bien estábamos allí en Cancune, en un hotel con la comida pagada tipo buffet y a comer lo que quisiéramos, así que, comimos como Homero, hasta dejar que nuestros ombligos se salieran. Lo que no imaginamos es que estaríamos en una comida en un lugar elegante.
Todo comenzó por que el Xcaret estaba repleto así que nos permitieron ir a otro hotel y estar allí por dos días, una noche, y nosotros en esa búsqueda de ver la playa y no solo los arrecifes, nos fuimos hacia allá, una muda de ropa y correr al otro hotel. Llegamos y quedamos sorprendidos, un hotel lujoso y comida por probar, cuando llegamos se nos dijo que debíamos reservar mesa para la noche, para poder cenar, así que lo hicimos, y nos observó la señorita que nos atendió, nos dijo – Bueno, deben ir bien vestidos. Nosotros nos miramos como con risa nerviosa, por eso mi hermano pregunto – ¿Que es bien vestidos? Y ella respondió – No pantaloneta, pantalones y las mujeres bien arregladas. No pudimos evitar la risa, no teníamos ropa para una cena tipo coctel ni nada por el estilo, así que a papá y a mi hermano les ofrecieron prestarles unos pantalones y nosotras a ver qué hacíamos.
Llego la noche y fuimos a el lugar, cabe aclarar que al que fuimos era uno de los 3 restaurantes que habían en ese hotel pero era el menos elegante, y aun así, fue muy chistoso, ellos con pantalones prestados, nosotras intentarnos vernos diferentes. Para mí lo más gracioso de todo fue la camisa de mi hermano, que lo perseguirá en sus cenas elegantes, una camisa amarilla, que tenia dibujado extraterrestres, así se sentía él extraterreste, al saber que en el otro hotel si tenía una camisa, que podría no hacerle ver tan raro en medio de la cena.
Nos sentamos y la atención de lujo, el mesero noto que era nuestra primera vez en un lugar así, así que en medio de lo posible nos iba explicando cosas, yo por mi parte recordé que mi Jefe me había dicho que era importante leer las normas de Carreño, para saber por ejemplo como comer con más de dos cubiertos, ese día me reí, porque a la verdad nunca imagine que su palabras me fueran a traer tanta risa en medio de la cena, también recordé que en un tiempo tuve una amiga que también me decía algo por el estilo, yo hacia la que no le prestaba atención a sus enseñanzas de etiqueta, lo chistoso es que allá esas clases volvieron a la memoria y fui guiando paso a paso, plato, a plato, cubierto a cubierto como haríamos para comer en un sitio así. Lo delicioso fue la comida, exquisita, de las mejores que han probado mi paladar.
Esta historia se la debía a mi hermano, por ello la escribo, también porque después sirvió para que alguien me molestara al servirme un almuerzo al decirme – Bueno, yo no sé organizar los cubiertos pero puedes seguir. La escribo porque me recuerda que Papá ha sido bueno, fiel y que él me dijo que disfrutaría y que comería hasta saciarme, y si que ha sido así.
Por último recomendaciones para una comilona:
- Paguen primero y luego coman como Homero, o en caso tal lleven lo suficiente para que al final no estén preocupados por los precios.
- Prueben de las delicias que hay en el mundo, revuelvan sabores y colores, al final lo más malo que pueda pasar es dolor de estomago y terminar donde sabemos.
- Rían en la mesa, disfruten cada sabor, y si no están vestidos para la ocasión en otra oportunidad sabrán como estarlo.
- No permitan que un trozo de azúcar que se les cayó al piso les estorbe en la comida, nada malo va a pasar, y sino pregúntenle a Oliveira, en Rayuela.
- La mejor es dar gracias y disfrutar sabiendo que Dios también sonríe con nuestras locuras en medio de las comidas.
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