jueves, 12 de enero de 2012

Maistros o mejor los Master Jedi



Primer entrada del blog de este 2012. No, mejor no, así no iniciaré esta entrada, aún me falta “pelo pa’ moña” para escribir como los grandes bloggeros o grandes twitteros. En realidad aunque sea esta la primera entrada del blog, no intenta hablar de lo vivido estos últimos días del año que paso, ni del inicio de este que entro, y mucho menos hablar de lo que será este año. Más bien quiere hablar de esta hermosa sensación de sentirme privilegiada de haber conocido y compartido cosas con personas que Dios me ha permitido estar. 

Este texto hablará y a la vez será testigo de que he crecido y que los años no han venido solos, sino que ya dejan consigo recuerdos que quiero plasmar. Y dale que dale, no he dicho nada hasta ahora, solo he escrito como hablo, así que ahora sí, aquí va. 

Hoy después de un hermoso encuentro con una amiga, sentí que mis sentidos se agudizaron y me llevaron al pasado, a recordar todas esas personas que han dejado huella en mi, y por esto este texto es en honor a ellos los maistros o mejor Master Jedi que me enseñaron y aun me siguen enseñando cosas para mi valiosísimas en la vida. 

Lo más viejo en mi memoria es más o menos a los 7 años, se llamaba Viviana, y aunque intento recordar su apellido no lo logro, profesora de escuela dominical, la primera maestra que marcó mi vida, me enseño que acercarme a Dios era sencillo, y que podía tener experiencias con Él, que él era papá y que me veía como su pequeñita, fue tal esa enseñanza que cuando mi hermana nació yo insistí en casa para que ella llevara ese nombre, ya que me parecía extraordinario que al crecer mi hermana, me recordaría que ese nombre fue de la primera persona que me hablo de Jesús y además que mi hermana llegaría a ser tan grande (para mí) como mi primera maestra. 

Luego recuerdo a Liliana Caballero, profesora de ciencias sociales, del colegio, me brindo su amistad teniendo el doble de mi edad, me sorprendían sus clases, tanto que mis trabajos llegaron a ser los mejores de su clase, recuerdo una maqueta que hice en plastilina de África con muñequitos y todo, sus clases me recordarían toda la vida porque me gusta la política, o porqué me interesa como se mueve el país, me dio clases tres años y disfrute de su amistad, de su confianza, claramente recuerdo varias enseñanzas que me lleve de ella, dos notas, la primera “Tu amistad reanima en el diario vivir” me sorprendí, no sabía que la amistad hacia esas cosas y si es verdad, la segunda nota “a veces es necesario salirse de la fila, para tocar al son de su propio tambor”, esa frase siempre me ha recordado que uno es diferente al otro y que en la diferencia está el sazón y se encuentra el propósito, muchas veces me salí de muchas “filas” de la vida y recordé quien soy, sobre todo en Dios. También una vez que otra, o más bien muchas me corrigió, me enseño que “en los silencios también se habla”, me enseño a obligarme a pensar. 

Después tuve a una profesora de lenguaje, a quien admiro mucho, es una dura, y cuando saque su libro se que estaré ahí leyéndolo con el corazón, Norma Fuquene, a quien le dedique un espacio de mi tesis, ella me obligo a leer, pues en el colegio no nos enseñaron, ella nos enseño y le debo el que hoy lea, el que hoy haga el esfuerzo de escribir, me mostro que en los libros hay otros mundos, me logro llevar a la lectura, a la escritura, y en realidad no fui la mejor en su clase, pero aquí estoy también en parte a ella que es de esas profesoras que hacen su trabajo porque lo aman, porqué aman enseñar. 

Carlos Cruz, profesor de ingles, solo alcance a tener unas cuantas clases con él; nunca me ha gustado el ingles porqué desafortunadamente me lo enseñaron de la manera errónea y lo odie, así que con el no hubiera nunca pasado, la materia, y recuerdo sus palabras “Tu qué crees en Dios debes saber que aunque yo no creo en el o estoy peleado con él, hay algo que siempre me rompe cuando leo la biblia y es la parábola de los talentos, tú tienes un talento y si aun no has podido con esto es porqué no te has esforzado lo suficiente, recuerda usa tus talentos” y ahí fuera de la iglesia aprendí que si no desarrollo lo que soy, la habré embarrado y nunca habré logrado ser quien debí ser, quizás por eso este intento por lograr sueños como el de mejorar la lectura, la escritura. 

Esperanza Gio, profesora de química, me logro sacar la creatividad, hice un periódico que le gano al salón, sobre el petróleo, saco esa imaginación, y también logro hacerme ver que es posible estudiar por gusto, por placer, mas allá de muchos cartones y ella sí que los tenia.

Yolima Micán, recuerdo que no nos habían exigido así por mucho tiempo, ademas de eso, no nos permitía tener excusas tontas para no hacer lo que debíamos, y eso forma carácter, en su clase (aunque no recuerdo muchas cosas) aprendimos a ser responsables y dedicados, y ademas a volver a exigir que nuestra cabeza generara nuevas ideas a tal punto de hacer cuentos de cosas de agricultura y una obra de teatro de microorganismos agricolescos como les suelo llamar.

Ivonne Romero, profesora de la universidad de metodología de la investigación, me recordó sueños de mi interior que estaban llenos de polvo, me enseño que hay algo más allá, me recordó que es ser maestro y que es ser alumno, a pensar antes de hablar, a argumentar, a escribir mejor, y mejorar la letra, a esforzarme, a ver cosas diferentes, allá, afuera de las paredes universitarias, a abrir el corazón, a soñar nuevamente, y lo mejor es que tengo el privilegio de tenerla aún al lado, enseñándome más y mas cosas. Y desde ella no he vuelto a tener profesor (a) igual. 

Marisol Muñoz, recuerdan mi amiga con la que me encontré, ella me ha marcado el corazón. La admiro mucho, recordé que la primera vez que hice algo llamado “Encuentro” fue con ella, es increíble cómo me ha enseñado cosas, hoy después de muchos años de conocernos, recuerdo que le decía que yo quería ser como ella, porque me encanta como ama a Dios, y esa manera especial de tratar a las personas, con amor, con respeto. Y después de hablar con ella y contarle mi locura de “estar enamorada de alguien que no conozco, pero que siento que es el hombre cortado con la misma tijera” y de recordar sueños, y animarnos a seguir al blanco que es Jesús, me dejo esta sensación de recordar los maestros de mi vida, los Master Jedi, que si algún día se escribiera una historia de mi vida dirían estas personas le inspiraban, y así es en verdad, cuando deseo “irme al lado oscuro de la fuerza” esas enseñanzas me recuerdan que Dios los puso ahí, que ellos, son como Jesús, maestros, que Jesús les dio el don de enseñar, ya que él es el maestro de maestros, y hoy es por ello que les dedico esta entrada. 

Quizás y estoy segura hay muchos más que debiera escribir en esta entrada, que está llena de cariño y admiración pero estas personas fueron las que recordé, así de sopetón, y creo que es porqué realmente han dejado huella en mi interior, han sido autoridades y siempre les admirare y estaré completamente agradecida, con ellos por hacer su parte y con mi Dios que me dio el gran privilegio de conocerles.



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