miércoles, 1 de agosto de 2012

Bem-vindo Bacter

Estar en el lugar que debes estar después de haber pasado por algunos trabajos y por fin iniciar a trabajar en lo que estudiante es satisfactorio, hablando de lo que estudie soy bacterióloga, pero no suelo decirlo mucho porque siempre hacen el mal chiste que si usted lee este blog, se reirá al saber de que hablo, es mal chiste, en serio, así que hay que ser más creativos si frente a chistes de bacteriólogos se quiere hablar.

Siempre me sorprende la cantidad de rostros diferentes que uno puede ver a diario, las maneras en que los pacientes se comportan cuando les dicen que van a tomarles exámenes, lo primero que hacen es entrar a el lugar de toma de muestra quedarse en pie y empezar a quitarse la ropa, no es cierto, no tan exagerada, se quitan sacos, bufandas, para dejar sus brazos a la espera de una aguja, lo cómico de ello es que es la última muestra que tomo, pero es a la que más le temen pero a la que vienen, aunque a algunos no se les tome. Nada como ver las reacciones de los hombres, quienes parecen temerle más al dolor que las mujeres, ellos miran hacia otros lados, prefieren taparse el rostro con los sacos que previamente se han quitado, algunos tiemblan, otros hasta dicen: “No, no, no, por favor”, algunos hacen gestos de dolor, y hasta gritan y asustan a los demás pacientes que aun no han entrado detrás de la puerta de la toma de muestra.

A parte de tomar una muestra de sangre y ver todas esas caras y expresiones, también tomo una muestra de garganta, y esta es más chistosa aun, pues a esta si no vienen preparados, les digo con amabilidad: “te voy a tomar una muestra de garganta, necesito que abras la boca, saques la lengua” Aun no he introducido el hisopo en sus bocas pero ellos ya están asustados, algunos hasta empiezan con reflejo de vomito, luego de tomada la muestra algunos dicen: “No, no” a lo que yo respondo: “Si yo sé, es horrible” es una frase tranquilizadora para ellos. Y al final de todas las muestras algunos de ellos, no muchos dicen gracias y salen a esperar al médico.

Eso hace parte de mi diario en el trabajo, pero luego viene algo que me gusta mucho, que para mí es muy interesante, porque al tomar las muestras de garganta o de uñas (así, de esta no les hablare), muchos dicen: “pero ahí no se ve nada”, pero yo si veo cosas, y eso me recuerda que a veces aunque no veamos cosas ahí están solo hace falta un par de procesos, algunos colorantes, un aceite y un microscopio para realmente observar. Así creo que nos pasa en la vida, no solemos ver respuestas a cosas, o los “no” que tenemos como respuestas en nuestra formación diaria, nos hacen ver que nada está pasando, que hay como quietud en medio de todo, la verdad es que siempre aunque no veamos pasa algo, uno debe estar pendiente para no perderse los detalles.

Supongo que me gusta este cuento y me he reconciliado con el porque me recuerda la importancia de los detalles, porque también me habla de mi padre Dios ya que él tiene cada detalle de mi vida en sus manos, pues ha si he decidido que sea, me recuerda la importancia de las cosas pequeñas.

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