Alguna vez vi una película titulada con el nombre que decidí darle a esta entrada, creo que no la volvería a ver, y la verdad no recuerdo mucho la trama, solo recuerdo el trauma, habían tantos golpes que los hombres terminaban con el rostro y el cuerpo hecho trizas. Así como resulto mi rostro y mi cuerpo luego de una salida a montar bici como un día normal que solía hacer ejercicio en domingo.
Antes de que quien lea este texto lo continúe leyendo tiene que saber que todo esto por más loco, absurdo, o fuera de los cabales por efecto de la anestesia, que les pueda parecer, fue real, así lo viví, y fue aterrador y a la vez maravilloso.
Salí un domingo a montar bici, revise la bici sin ningún inconveniente más que algo baja de aire, le puse aire y empecé mi camino a hacer tal vez según yo unos 30 o 40 km, al estar en el recorrido la llanta de adelante salió a volar, eso lo supe después, lo que recuerdo es estar escuchando una canción, y que todo paso en segundos, estaba en el suelo, con dolor en mi rostro, con sangre por donde mirara.
Se me acerco un señor, yo creo que fue Dios enviándome un Ángel, recuerdo que me dijo: "tranquila tu estas bien, a la bici se le salió la llanta de adelante", él le puso la llanta a la bici y no supe más de él. Varias personas comenzaron a acercarse, todo era borroso como lo que se vive dentro de un sueño, solo escuchaba sus voces, la gente me preguntaba que si me había estrellado con alguien o algo por el estilo, claro, la bici ya había sido acomodada, así que estaba muy confuso todo.
Logre comunicarme con mamá sin poder hablar, alguien tomo mi celular y le conto lo que estaba sucediendo, este texto se llama el club de la pelea por la forma en que me vi ese día pero también porque creo que en ese mismo instante se inicio una pelea por mi vida.
No me rompí la cabeza, ni me desnuque, lo cual ya era un milagro, es como si esas partes hubieran sido guardadas, estando en el suelo, llena de sangre y de dolor tan solo pude empezar a orar en mi mente, pidiéndole a Dios que me ayudara, pues este dolor físico es quizás el más difícil que he experimentado.
Solo tenia oración en mi cabeza, dolor en todo mi cuerpo, en especial mi rostro, y una canción que resonaba en mi mente, "todo lo que viene del enemigo lo trasformas para bien", desde allí comprendí que ese momento había sido algo muy difícil, pude enviar un mensaje para pedir oración y creo que fue tan importante contar con quien levanto al cielo un clamor por mi, porque mi dolor era absurdo, pero lo que experimentaba, y el saber que habían personas peleando por mi en oración me hicieron soportar aquel momento.
Camino a urgencias, solo podía pensar en un texto que encuentro en la biblia: "A los que aman a Dios Todas las cosas ayudan a bien", ¿Cómo podría tener eso en mi mente en un momento tan difícil?, sentía los dientes del frente tanto de arriba como abajo, totalmente desplazados, y solo podía pensar en la cruz, ¿Cómo Jesús pudo experimentar tanto dolor? por eso lo llaman, varón de dolores, a eso me aferre, a pensar en él, en que él me entendía y podría ayudarme a vivir tan trágico momento para mi.
Pensé mucho en él en mi camino a urgencias, en la sala de espera, en donde todo él que se me acercaba me miraba con pánico en los ojos, ¿Cómo se estaría viendo mi rostro para que tantas expresiones fueran de desagrado y asombro? ¿Cómo se vería el rostro de Jesús camino al Gólgota y clavado en la cruz?
Fue un tiempo de mucho dolor, lo cual no lo voy a describir al detalle, lo que sí quiero compartir, es que el solo hecho de no haber muerto ese día, ya es un milagro, por un momento pensé que ese iba a ser mi ultimo día aquí, pero Dios una vez más como en el pasado, volvió a salvarme de la muerte, y hoy vivo para contar ese milagro.
Como segundo milagro fue su compañía en cada momento, podrán llamarme loca pero así fue, lo sentí ahí, estando junto a mi cumpliendo su promesa que "aunque en el mundo tuviera aflicción confiara que el había vencido y había prometido estar todos los días hasta el fin".
Luego en la toma de radiografías algo maravilloso sucedió, se veía mi muñeca de la mano izquierda fracturada, y tenia dolor, los doctores estaban muy confundidos, porque una y otra vez me venia a preguntar, si alguna vez antes de esto yo había sido enyesada en esa muñeca o que si había sufrido una caída de hace años atrás, lo cual nunca ha pasado.
Así que lo dejaron pasar un día y no podían creer que yo hubiese tenido un fractura que ya se veía sana, un medico hasta algo enojado me dijo: "es una caída que usted no recuerda", pero yo sabia que mi maestro de milagros, ya estaba obrando, él me sanó, hizo un milagro creativo en ese mismo instante, lamento que ese medico no me creyera, porque perdió la oportunidad de hablar de milagros que Dios hace aun hoy.
Las noches que siguieron fueron completamente difíciles, me dolía todo y no lo calmaban los medicamentos, y sé que solo pude vivirlas, porque Jesús, estaba ahí, él me había dicho que bajo sus alas podía llorar y ser cobijada, así que lloraba y clamaba en mi mente y corazón, me consoló saber que Dios mismo se entrego por mi para que sí yo llegaba a pasar por algún dolor, él me podía entender y ayudar.
Tengo una lista de música de alabanza y adoración en mi celular, eso fue lo que puse toda la noche del primer día de hospital y cada instante vivido allí, recuerdo entrar a cirugía con algo de inquietud, ¿Y sí este es mi ultimo día en la tierra? ¿Y si no puedo volver hablar? ¿Sí vivo podre seguir sirviéndole a Dios? ¿Podre seguir teniendo el privilegio de salvar vidas? pensé en lo que dejaría atrás, mi familia, mi familia dos, los amigos más cercanos, la iglesia, los discípulos, y solo le dije a Dios que hiciera su voluntad, que sí ese era mi ultimo día yo había vivido al máximo, y que estaría ya con él donde no hay muerte ni dolor.
Y al mismo tiempo sentí en mi corazón el amor que muchos me tienen y yo les tengo, y lo mucho que Dios aun tiene para mi, los planes que aun no he hecho aquí en la tierra, los sobrinos que no he conocido, la propia familia que tendré, las vidas que aun faltan por salvar.
Solo pensaba en que cuando saliera de eso si Dios me dejaba seguiría amándolo a él y a los demás, nunca me había sentido tan vulnerable y me hubiese encantado poder decir muchos mas te quiero a los que quiero. Nunca me había sentido, tan cerca de la muerte como ese día y a la vez tan cerca de la eternidad.
Muchos estaban orando por mi, es más tuve el privilegio de orar con mi segunda familia antes de entrar a cirugía, eso me dio paz, ellos oraban y yo solo escuchaba y asentía en mi corazón.
Salí muy rápido de cirugía, y al pasar el efecto de la anestesia, lo supe no tenia sonrisa, porque no habían dientes de arriba, pero tenia el gozo de saber que aun podía seguir amando a Dios aquí y a los demás, podía seguir sirviéndole a Dios, ahí pude hablar de nuevo y llore mucho no tanto de dolor sino de agradecimiento por tener más vida y poder hablar.
Esa noche volví a orar con mi mamá y luego con mi segunda familia, ha sido de las oraciones más lindas, poder decir gracias Dios por salvarme fue precioso, pase una noche muy difícil, las horas fueron largas pero en mi mente seguía clavado el mensaje de que él seguía ahí, y que "todo lo puedo en Cristo que me fortalece"
Hoy ya estoy en casa, recuperándome, pensando en lo bueno y fiel que ha sido Dios, en que me esta diciendo que en esto seguiré viendo milagros, como los que le sucedieron a Moisés cuando Dios lo uso para abrir el mar rojo, me despierto a veces con tristeza, pero se va tan pronto me acerco a él, le escribo mis oraciones si me duele mucho la boca, o si puedo abrirla, soy sincera y le abro mi corazón.
Muchos esperarían que en los momentos de dolor uno se derrumbara, o que preguntara ¿por qué a mi?, yo he decidido encontrar milagros, intimidad con Dios, escuchar su voz tierna y amorosa, sentir la cobertura de sus alas, conocerlo más profundo y salir de esto más tierna, más cariñosa, más agradecida, más noble, más compasiva, recordar que no sé que traerá el mañana pero sé que nunca se apaga su llama, que salga el sol por donde salga el me ama, como diría una de mis canciones favoritas.
Hoy escribo esto por que estoy agradecida con Dios por estar viva, porque quiero recordarme que voy a estar bien, porque quiero animar a los que pasan por situaciones muy complejas, aun más que la mía, que Dios está y si él está estaremos bien porque él tiene cuidado de nosotros.
También quiero agradecer a la familia de Dios, cada oración, cada palabra de animo, cada versículo que me da vida, cada detalle que me han dado, me han hecho saber que definitivamente si lleváramos a muchos a Jesús nuestro mundo seria otro y estableceríamos ese reino que él quiere, gracias a quien se tomo un instante para orar por mi, gracias a los que siguen pendientes de mi.
Gracias a Dios que me ha dado un día nuevo y un nuevo respirar, seguimos peleando porque esta leve tribulación no es comparable con la recompensa de tenerlo a Él.
Para finalizar, quiero decir, aférrate a Dios, a su amor que perdura para siempre, aférrate a su palabra, pues de lo que te alimentas en tu rutina, definirá en donde estarás el día oscuro, así que aférrate a él, pues el esta ahí a la puerta de tu vida, para ayudarte a pasar por valle de sombra de muerte, pero también a los buenos planes de bienestar que tiene para ti.
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