jueves, 23 de agosto de 2012

Amort inocente

Por estos días he estado pensando en el amort (termino que aunque ahora es famoso, lo usaba desde hace mucho tiempo), por culpa de trinos o estados de facebook que reflejan que para algunos el amor está en el aire. También he escuchado de desamores o de amores donde el amor no es suficiente, luego leí algo sobre la primera vez que alguien se enamoro. Pero en definitiva todo esto me llevo a recordar aquel escrito donde cuento que nunca me he enamorado pero que sentía que había algo por ahí, y que al final como lo dice el texto: "Me caí de la nube en que andaba". Lo chistoso o bien cómico de esto es que por primera vez creo que puedo empezar a soñar con eso del amort, saber quien es y empezar a construir, aunque en este momento solo sean sueños. Pero el tema de esta entrada no es hablar de ello, más bien es recordar que aunque nunca me he enamorado, algunas vez tuve un amort inocente.

Se llamaba Carlos, teníamos quizá tan solo 7 años, a lo mucho, nos conocimos en unas reuniones de escuela dominical, tenia ojos verdes, es quizá lo único que recuerdo de él, nos veíamos cada 8 días e intentamos ponernos de acuerdo para vernos cuantas veces pudiéramos, nuestros padres nos llevaban a aquel lugar los domingos en la mañana, y en tarde algunas veces, nos poníamos citas, él me regalaba barriletes, yo estaba feliz, él también, era un cuento de niños que se veían cada 8 días pero que contaban los días para hacerlo.

Un día él me dijo que fuera su novia, yo acepte, obviamente era un nombre solamente, nos saludábamos con un beso en la mejilla tímidamente. Pero en todo cuento de amort hay una bruja malvada, se llamaba Viviana, curiosamente el nombre de la profesora que más admirábamos y profesora de las clases en las cuales nos encontrábamos, los amenazo sin titubear, que si eramos novios teníamos que confesar, me acobarde, y yo dije que no, tenia miedo, y mientras él decía que si, Viviana logró separarnos, recuerdo sus ojos llenos de lagrimas, lo recuerdo bien porque es quizá la única vez que he visto unos ojos verdes así de extraños y a la vez maravillosos al tener ese color y ese color rojo por las lagrimas, yo también llore, sabia que nunca lo volvería a ver, y así fue, no regreso a esas mismas clases, no sé si porque empezó a ir a otra o simplemente en esa aventura de niños se fue para nunca más volver.

No sé si ustedes queridos lectores también tuvieron un amort inocente, a mi me paso, y es cómico comer un barrilete y recordar eso, escuchar una canción de reggae que se llama barrilete y aunque no tenga nada que ver, recordar eso, recordar aun nombre y apellido de ese niño, preguntarse que habrá sido de su vida durante tantos años, pensar si el olvido esa historia, peguntarse si el siguió buscando de Dios como nos lo enseñaron cuando eramos niños y juntos asistíamos a esas clases. Es curioso recordar eso y además recordarlo como un sueño, ya que es algo que sabes que viviste pero que tienes vagos recuerdos, quizá por eso el recuerdo llega de maneras extrañas con los sabores en mi boca del barrilete. Quizá uno de los pocos dulces que me gustan.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Alfarero

Vivir con dolor es una cosa muy fuerte. Escribo esto mientras me pasan electricidad en uno de mis pies. Aquí estoy en rehabilitación tratand...