En fin, llega un tiempo donde uno evalúa lo que hace y más allá de eso el porque lo hace, lo triste es encontrar que algunas veces la motivación no fue la correcta y que uno tiende a ser el burro que se come la flores y olvida que las flores no eran para eso sino para dar honra al que iba encima de ese burro. He escuchado algunas historias sobre un burro que creyó que era el dueño de grandes ramas que pasaban alrededor de él, la historia está en la Biblia, y me encanta porque la historia que se narra habla de como ese burro tenía que ser encontrado y como cada cosa estaba tan bien planeada para que ese día, en ese tiempo, en ese instante, un burro llevará a la entrada de una ciudad a quien vendría a ser el salvador de la humanidad.
La cosa es que no pretendo narrar esa historia bien la relatan algunos pasajes como marcos 11, sino que hoy especialmente me lleve una gran sorpresa al verme enfrentada a esa realidad en donde uno pude olvidar que uno es el burro y que la motivación para hacer las cosas puede estar distorsionada.
Es inevitable sentirse bien cuando alguien sea quien sea ve algo bueno en ti y lo expresa, o muchas otras formas de alabanza, el problema esta en cuando uno cree que eso es por causa de uno mismo, y que uno merece ese galardón. El problema esta en dejarse desequilibrar y creer que uno es más, dejar inflar el orgullo. Nos suele pasar. Hay que ser honestos.
Pero la verdad es que hoy he meditado en aquel burro y me he visto allí como si estuviera en una realidad paralela y me diera cuenta que el no fijarse en que uno no es mas que una vasija y que lo que lleva es un tesoro. Pero que una vasija en manos del creador nunca será más grande que el tesoro. Si uno nota eso hay una perspectiva distinta, te mantiene sano de comparaciones, de distracciones, de dardos, del lado oscuro de la fuerza, te mantiene en equilibrio, recibes bien las buenas cosas que te puedan pasar, las alabanzas que te pueden dar, pero te mantienes en línea, no te sales ni un centímetro de donde tienes que estar.
Porque cuando uno ve que uno no es mas que un burro se da cuenta que aunque a sido un gran burro privilegiado, nunca será el que monta el burro. Y este siempre será mayor. Y que a él se deben las flores y que uno no se las debe comer. Que buen burro fue ese que no fue un burro y por lo menos me recuerda cual es nuestra real posición.
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