martes, 29 de enero de 2013

Des-tiempos

Estoy a punto de hacer un viaje, nuevamente fuera del país, una vez más los sueños se cumplen, una vez más he sido recompensada porque aunque no merezco nada, he hecho la parte que me corresponde, he dado de lo que he recibido y ahora veo que recibo de manera sorprendente. Repito en realidad no por mi .

En mi vida la mayor parte de cosas parecen que fueran a destiempo, ya todos están en sus trabajos, en sus actividades normales, ya todos regresan a sus rutinas y hábitos, yo salgo por unos días para olvidarme de todo y disfrutar de este tiempo que creo será maravilloso.

Cuando otros están acompañados yo suelo estar no rodeada de gente, cuando las personas comienzan a casarse y tener hijos o tener su pareja ideal, yo aún ando disfrutando le la soltería. Cuando la gente desea cosas le llegan porque así las planearon, yo sin embargo sigo en esta tarea de descubrir que mi tiempo no es el tiempo de todos y que algún día encontraré el tiempo que también será de ese otro que me acompañará por el resto de mis días.

Mientras las niñas jugaban a ser mamás, yo me dedicaba a estudiar, mientras mis compañeras leían varios libros yo empezaba por fin a leer mi primer libro, mientras unos soñaban con salir de la ciudad, yo soñaba con salir de casa, y así pasaron las cosas, en el ahora y antes, siempre han parecido destiempos en mi vida, pero han sido tiempos distintos. Mientras mis compañeras adolecentes tenían sus primeros novios yo me dedicaba a pensar que no era un tiempo para tan siquiera pensar en matrimonio.

Cuando muchos tenían amigos de su edad mis amigos eran los profesores o mis compañeros de trabajo que suelen ser mayores que yo, parecen destiempos pero han sido los tiempos de mi vida. Antes me molestaba todo esto, ahora he asumido que cada paso dado es camino recorrido, que no voy con la corriente sino en contra de ella, que mientras unos corren por cosas, yo he diferenciado el tiempo de cada cosa en mi vida. Si algo he tenido claro desde hace varios años es que "Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora" como dice eclesiastés 3:1

Es tiempo de volver a verme con la huesuda y volver convivir con ella, pues viajar es una forma de morir, esta vez no pienso hacer cuentas del dinero gastado pasándolo a pesos Colombianos, espero ver otras cosas, ver otras formas de ver la vida, ver otros paisajes, tengo clara mi cultura, la bajada del cielo, así que me voy a dejar sorprender, creo que aún no pierdo la capacidad de sorpresa de un niño, así que, es la clave para ser un eterno aprendiz. Disfrutaré de un viaje con muchas escalas, disfrutaré de no estar en la comodidad de mi cama y dormir en un aeropuerto, disfrutaré de ver rostros nuevos, tonalidades de voces distintas y de tantas cosas, pero sobretodo disfrutaré de la compañía de mi buen Padre, también espero regresar con historias, porque si este tampoco es el año del amort, creo que mínimo volverá hacer un año donde viajaré y escribiré historias para no olvidar, en este blog.

miércoles, 9 de enero de 2013

Como nacieron las mariposas, en la panza.

La verdad las mariposas siempre me han parecido lindas, pero en las fotos o desde lejos, supongo que porque siempre le he tenido cierto miedo a los insectos, desde una picadura de avispas, y como ellas hacen parte de ellos solo las observo y hasta ahí, la verdad no sé porque se usa el término: "siento mariposas en el estomago" cuando se habla del amort, de un evento esperado, de nervios o hasta de la amistad. Lo cierto es que alguien tuvo que vomitarlas, eso digo yo y por eso voy a imaginar cómo pudo ser. La historia a continuación. Pero antes de eso darle una bienvenida formal a la seguidora de este blog, muchos lo leen por lo que dice esto, pero hasta el momento entro un seguidor oficial, no sé si me leerá mucho o no, pero bienvenida.

Todo comenzó una tarde soleada en las tierras Moniquirellas, un lugar desconocido para muchos pero fue donde se inicio esta historia. Leia una pequeña de unos tal vez unos 7 años vivía rodeada de la naturaleza, y era una pequeña solitaria, creció entre plantas y algunos animales, no se confundan no es la historia de Tarzán en versión femenina, no, no, no, simplemente era una pequeña que no se sabe porque estaba por ahí en medio de un hermoso paisaje, lo cierto es que vivía de comer algunos insectos, y algunos huevos de ellos. Un día tenía demasiada hambre, y comió más de lo que normalmente comía, lo grave fue que comió un nuevo huevo, un huevo dorado de insecto, se lo comió porque pensaba que estaría bien si comía algo desconocido al fin de cuentas ¿qué daño podría hacerle? Y así pasaron los días de Leia, disfrutaba de todo, de las noches, los días, la lluvia, el sol, los ríos, nada hacía que esa sonrisa suave y tierna se borrara de sus labios, siempre estaba reluciente.
Con el paso de los días y como ella iba creciendo empezó a preguntarse si existirían más como ella, así que decidió dar una vuelta por los alrededores, decidió salir de su zona de confort, y allí empezó a tener una sensación extraña en su estomago, nunca la había sentido, no sabía cómo explicárselo. Tenía nervios de salir de lo conocido y sentía como si algo se moviera en su interior.
Al llegar a zonas desconocidas este movimiento dentro de sí aumentaba, vio algunas viviendas y niños y niñas como ella, decidió acercarse y hablar con ellos, ellos al verla llegar a lo lejos corrieron a recibirla, aunque parecía extraño todos habían empezado a llegar desde hace algún tiempo, todos vivían solos en sus lugares y en búsqueda de buscar alguien como ellos llegaron a ese lugar poco a poco.

Leia volvió a sentir esa sensación de un movimiento raro en su interior cuando tuvo amistades, y cada vez que había algo importante para ella, pero todo aumento cuando se enamoro. Las sensaciones eran distintas para cada evento pero todas coincidían en un revoleteo. Lo que Leia no sabía era que esos huevos que había comido hace tanto tiempo, eran unos huevos especiales, por eso eran dorados y distintos a los que ella había comido. Estos huevos crecieron y además generaron muchos más nuevos de diferentes colores todos con un brillo especial. Eran mariposas, por eso cada vez que ella estaba emocionada, contenta, o sentía gratitud, o afecto o estaba cerca de su amor, sentía ese revoleteo. Era que aquellas mariposas salían de sus huevos y producían este efecto en ella.
La pregunta de por qué nosotros hoy día sentimos esto mismo es porque cuenta la historia que minutos antes de morir Leia cuando ya era muy anciana, vomito aquellas mariposas y todo ser humano fue contagiado por ellas. 

Foto tomada por Jhonathan Rubiano en Moniquira