lunes, 28 de enero de 2019

Desconexión

Se supone que soy de la generación conocida como millennial la cual según wikipedia ha estado generalmente marcada por un mayor uso y familiaridad con las comunicaciones, los medios de comunicación y las tecnologías digitales.

Sin embargo muchas veces no me siento identificada, estoy entre lo viejo y lo antiguo, posiblemente porque mientras mis compañeros de colegio tenían un tamagotchi yo solo miraba como ellos lo dejaban morir, mientras ellos adquirían computadores nosotros apenas iniciábamos en casa a conocer la máquina de escribir, y así con todo.

Entonces crecí en medio de ver cómo iba avanzando la tecnología y no poderla tener al alcance, y eso quizás fue lo que generó, que leyera libros en vez de estar en el Messenger, o que saliera a jugar fútbol en vez de estar en algún tipo de chat.

La diferencia con mí ahora no es mucha, aunque tengo internet en casa, uso varias redes sociales que de hecho me gustan, no logro encajar en chatear en WhatsApp en vez de llamar cuando alguien cumple años, no entiendo el significado de los emojis y voy a buscar su significado pero la gente tiene en realidad un lenguaje distinto.

Voy a reuniones donde la gente está con su aparato electrónico haciendo historias donde sonríen pero no están sonriendo con la gente que tienen al frente. O leo mensajes de personas que están en reuniones se sientes aburridos y por eso chatean. Soy tan cansona para la gente con esto, que les digo que dejen sus celulares a un lado para poder charlar, vernos a los ojos, contar alguna historia o algo por el estilo, o simplemente por respeto a con quien se está y al final me canso porque la gente sigue ahí con sus ojos en una pantalla.

Tal es el asunto que he probado varías veces estar en una reunión metida en el celular a ver si a alguien le molesta y me he dado cuenta que es la mejor manera que no interactuar pero además que esta bien visto. Todos están felices en sus mundos pantallas, mientras yo me alejo con nostalgia de ver eso.

Todo esto para vivir en carne propia lo que ya he leído tantas veces en tantos lados y es que aunque estamos en un tiempo donde se supone la tecnología es para acércanos nos ha alejado y nos ha desconectado. Y esto ha hecho que ahora haya nuevas formas de soledad, emociones dañinas que tienen que ver con la tecnología y el cómo la usamos. Las personas se sienten solas o tristes si sus fotos no son likeadas. O es la forma en la que se le demuestra el despreció a alguien cuando se está molesto y así sigue.

Toda esta cosa solo para contar que de vez en cuando dejo mi celular por ahí tirado en algún espacio de la casa únicamente para compartir con la gente que decide hacerlo de la misma forma, o simplemente para ver el atardecer sin necesidad de publicarlo.

Y es que he decidido desde hace mucho, que aunque use redes, páginas, y todo lo que puede ofrecer esta era digital, seguir abrazando en vez de enviar un emoji, seguir llamando a la gente en su cumpleaños para escuchar su voz y que mi voz sea escuchada, llamar más y chatear menos, usar el celular únicamente cuando no tenga personas alrededor porque estoy cansada de las construcciones falsas que nos dejan todos esos medios.

Quiero poder compartir con las personas, reírme, llorar, ver simplemente cada una de sus expresiones, durar horas hablando pero viéndolo a los ojos, quiero poder sentir el calor de un abrazo y no solo decirle a alguien que lo quiero por medio de un mensaje de texto sino mostrándolo con actitudes reales y no solo con reaccionar a ciertas historias. Estoy cansada de la desconexión y por eso mis mejores amigos son aquellos que como yo, han tomado distancia con las cosas para darle prioridad a las personas.

He decidido invertir más tiempo con la gente a la antigua que a esta nueva manera, y escribo todo esto para no olvidar que la vida está ahí afuera, y no dentro de una pequeña pantalla y que no quiero perderme la oportunidad de vivirla.

Aunque haya nacido en medio de una generación que parece estar desconectada sigo creyendo que aún podemos conectar con otros profundamente y de sana manera. Porque aunque sigan saliendo y saliendo más cosas que nos lleven a vivir de cierta forma en nuestro interior siempre habrá esa necesidad relacional. Por eso esta nueva entrada en mi blog antes de finalizar este primer mes del 2019 es una invitación para mí y para otros a estar más conectados entre nosotros este año y menos conectados a las pantallas.


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