jueves, 19 de diciembre de 2013

Hospitaliceishon

Si algo me ha sorprendido del 2013 es la cantidad de cosas maravillosas que me pasaron, viaje como nunca, salí por segunda vez del país, se fue Alambrito y llego Azulejo, ascendí en mi trabajo, cumplí sueños y demás. Pero como para contarles cosas difíciles que también se vivieron y donde Dios también estuvo, hablar de las veces que estuve en el hospital, no porque algo a mi me pasara sino porque a dos mujeres que amo, mi mamá y mi hermana las operaron de urgencias.

Había olvidado esa sensación fría de estar en un centro médico, curioso porque al ser bacterióloga todos los días me veo enfrentada a esa situación, esperas eternas, casas frías, paredes blancas, agujas, sangre, stress propio del trabajo. Pero esta vez todas esas condiciones eran hasta distintas a las que yo ya viví, donde yo estaba del otro lado, cirugía de rodilla dos veces y de apéndice, dicen que uno no es el mismo después de ese tipo de situaciones y me refiero al ámbito medico como que el cuerpo cambia después de haber pasado por anestesia y ¿cómo no?, habría que  preguntárselo a Hayden Christensen en Awake. Pero definitivamente se vive diferente ese momento, de este lado, del de la espera del resultado o de unas pocas palabras a medio hablar de un médico.

Estaba durmiendo una noche, mamá se había referido a un dolor previamente ese día de algo en su estomago, pero como ella es una guerrera, solo dijo que podría ser que no había comido bien o algo por el estilo, así que cuando ella me despertó llorando y ya con ropa puesta, diciéndome que la llevara rápidamente de urgencias, me levante de una sola sentada, pues sufro mucho para despertarme pero verla así, me hizo levantar rápidamente, ponerme lo primero que encontré y salir corriendo a llevarla al hospital, sufro de nervios de vez en cuando, propios de una niña cuando va dar un regalo o va a recibirlo, así que esta situación me puso nerviosa y sin embargo debía estar serena y llevar a mamá lo mas pronto al médico, no sabia que decirle pues al verla llorar y sufrir uno quisiera ser el que está así, no verla a ella en esa situación, lleve a mamá al hospital más cercano, en el cual no nos quisieron atender, tuve ganas de pelear pero en ese momento solo importaba encontrar atención urgente, salimos de ese primer hospital, ya asegurándonos que en otro si la atenderían, no encontraba la dirección y mamá desespero, quería salir del carro y correr a algún lugar, yo en una rápida oración le dije a Dios -ayúdanos envía un Ángel que me diga como llegar- y así paso, alguien caminaba por ahí, le preguntamos y me dio la indicación, llegamos al hospital y allí la revisaron, pasaban las horas no decían que tenia, horas en la sala de espera, sin despertar a mi hermana que estaba en casa, a papá que estaba en su casa y a mi hermano que dormiría a esa hora en Argentina, solo respiraba profundo y pedía que tuviera la tranquilidad para esperar, pedía porque los médicos dieran con el tema.



Cambio el turno médico y a mamá le iban a dar salida en el hospital, yo me preguntaba por qué razón sí seguía con dolor la iban a dejar salir, al final, un resultado mostró lo que sucedía, cálculos en la vesícula, debían ser operados inmediatamente, oramos en conjunto con mamá, aun recuerdo las lágrimas en sus ojos, pedimos porque fuera Dios el doctor y que los guiara, la entraron a cirugía y yo solo podía esperar, estaba tranquila en medio de todo, esa tranquilidad que te da el estar acompañada del consolador, el Espíritu Santo, que te susurra al oído que todo va estar bien. Y así fue. Lo que más me impresiono fue que mi mamá luego de la cirugía sentía dolor, y ella pensaba en el dolor que Jesús tuvo en la cruz y se dijo que él había sufrido por ella, que él entendía su dolor y que por eso no sentiría dolor en medio de esa situación y así fue. Eso es asombroso.

La siguiente vez que estuve en el hospital fue hace poco, a mi hermana la atropello un carro, y dejo algunas cicatrices en su cara, manos, pero lastimo de una manera más fuerte su rodilla, una parte del hueso estaba rota, yo entiendo a mi hermana, porque es difícil no poder caminar escuchar que uno no va a caminar por un tiempo, sin embargo Dios le guardo la vida y respondió a nuestra oración de que la cirugía  fuera solo una y esta saliera bien, así paso. Sé que también escucha nuestras oraciones de una recuperación rápida.


Puedo ver a Dios en mis momentos felices, claro, en las cosas maravillosas que me ha dado este año, pero lo veo ahí, cuando nadie está, cuando todos se han ido, cuando nadie sabe lo que pasa por mi cabeza, o cuando no le cuento a nadie las cosas, porque prefiero que sea él el primero en saberlas y luego ya habrá oportunidad de contarles a otros lo que pasa, lo veo ahí cuando lloro, sonrió, y hago pataleta,  cuando hay silencio, frío, paredes blancas, lo veo ahí acompañándome en cada tiempo y en este de Hospitaliceishon y que bueno porque en el cielo no hay hospital como dice Juan Luis Guerra.

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