martes, 26 de junio de 2012

Desde los recuerdos

Viene uno a entender lo difícil que se hace ser constante para escribir cuando uno vuelve a el blog, que ha decidido tener, para crear esa disciplina, cuando revisa las entradas y se ve colgado en algunas. Es bien difícil escribir no solo por la manera o por la coherencia de lo que se quiera decir, sino porque en medio del trabajo, de la rutina, aun de la búsqueda de descanso va uno dejando poco a poco esas cosas o prioridades que lo llevaron en algún momento a pensar que uno podía escribir de lo que fuera y cuando fuera. Se va dando uno cuenta que los que tienen como oficio la escritura deben exigirse al máximo para mantener una mente clara, buenas ideas y un cuerpo que aguante no solo para andar de letra en letra sino que aguante la disciplina que se debe tener.
Tal vez siendo sincera no llegue a ese punto, pero si regreso aquí una y otra vez es porque los recuerdos me cuentan el primer cuento que escribí, que a la verdad, no lo tengo ya tan claro, pero que recuerdo algo del centro de la historia, trataba de un robot reciclador que era muy amigo de un hombre y que al final terminaban juntos salvando el mundo, y sé querido o querida lectora que se asoma por este blog que a estas alturas del partido, no parecerá la gran historia pero créame cuando lo escribí sí, no había visto nunca una película sobre robots y mucho menos estaba de moda el tema de reciclar. Recuerdo que mi mamá, los profesores y una tía se sorprendieron al ver tan maravilloso cuento, gane un concurso o algo así.
Aquí sé que ganare una par de leídas y una disciplina que me gusta crear y recrear en mi.
Como este texto viene desde los recuerdos también viene a mi mente esos poemas que algún día le hice a mamá, a la naturaleza y a Dios. Lo más reciente que he hecho fueron unas coplas, que exclame en un cumpleaños, y dos obras de teatro una trataba de microorganismos en plantas y otra de un ring de boxeo, lo curioso de todas esas letras es que nunca quedaron guardadas en ninguna lado, así que este blog será un recordatorio de ellas.
Yo creo que todos tenemos mil historias que contar, algunos descubren que tienen ese don y lo empiezan a desarrollar, otros no lo tienen y no van a hacer nada por adquirirlo, otros como yo no sabemos que tenemos pero vamos descubriendolo en el camino, por eso, supongo, que aventurarse a recordar y venir desde allá, haga a lo mejor la diferencia entre solo escribir y quizás hacer algo con eso que se escribe.


Ahora que escribo esto comprendo porque me gusta Wall-e y es porque me recuerda ese primer cuento.

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