También llegue a un punto donde no sólo se trataba que otros tuvieran muchas cosas o más oportunidades sino que sólo recibiría un amor que creía merecer pero que más allá de eso no podría, más o menos como sí llegará un punto donde se acabará el bono de buenas cosas o buenas bendiciones a disfrutar, porque eso de de tener bendiciones ilimitadas no se podría, de ese dicho colombiano "De eso tan bueno no dan tanto".
Pero la verdad vivía triste y amargada, conmigo misma, con mi situación, con otros y con Dios, creía que todo lo que pasaba a mi alrededor era malo o que llegaría a serlo, la nube de lluvia estaba sobre mi pero nunca alumbraría el sol. Así pensaba, y debo escribir que no es sencillo reconocerlo, pero desde hace unos años, empece a notar que debía mirar al cielo con los pies en la tierra, y que sólo habría una manera de vivirlo, puesta la mirada en la cruz o como lo leía "Puestos los ojos en Jesús". Decidí abrirle todo el corazón a Dios como lo escribí en la última entrada, y desde ese momento todo cambio.
Empece a ver que no se trata de que las promesas fueran diseñadas para unas personas y para otras no, sino que fueron escritas para mi y que debía tomarlas, que no merezco nada pero me estaban dando un regalo que venía con más regalos incluidos, que no se trata del amor que creo que merezco sino del amor incondicional del Padre, que se trata de dejarse guiar por Dios y disfrutar la vida, de perdonar, de romper las cadenas, y dejar que sea Dios quien nos guíe, hace poco adquirió verdadero significado leer "Encomienda a Dios tu camino, espera en él y él hará" porque de eso se trata de caminar con él y esperar a que él nos guíe y movernos cuando nos lo pide, de meterse al agua cuando nos ha pedido que lo hagamos y saltar esperando que no nos soltara.
Hoy escribo todo esto sinceramente desde un lugar que nunca espere conocer, creía que era loco hacerlo, estar aquí, porque pensé que nunca dejaría de sólo ir a un lugar que frecuentábamos, pero empece a pedirle a Dios cosas específicas y él rompió esquemas y límites en mis sueños. Al principio deje sólo de ir a un pueblo, para conocer Melgar, nunca ni lo había visto pero la gente iba, luego pedí a Dios que me dejar salir de Bogotá a otras ciudades, conocí Medellín, Cartagena, Santa Martha, fui a San Andrés, conocí la playa mucho más y así empece a viajar, luego quería salir del país y así Dios lo permitió, como lo habrán leído en antiguas entradas, pero hoy estoy más lejos de lo que imagine estar, además voy a conocer un lugar que sólo he visto en mapas y anhelaba conocer, ese es el Dios en el que creo, que me guía y que me amo tanto que aunque dejara de darme cosas, me dio la libertad y salvación y por eso estoy completa y feliz.
Dios quita los topes en nuestra mente y luego en lo real nos muestra más de lo que soñamos. No lo merezco pero disfruto cada cosa. Pequeña o grande. Nos vemos en otra nueva cursilería.
Hola, me sorprende demasiado al punto de llorar , me siento muy identificada contigo,mañana cumpliré 34 años y estoy algo nostálgica porque siento que he tenido 2 únicos sueños los cuales no veo por ningún lado realizar, Gracias porque tu testimonio fue utilizado por DIOS para no temer a soñar en grande .
ResponderEliminarDios nunca se queda con nada, es un Dios de detalles, animo, vuelve a soñar.
Eliminar