lunes, 17 de mayo de 2021

El club de la pelea

 Alguna vez vi una película titulada con el nombre que decidí darle a esta entrada, creo que no la volvería a ver, y la verdad no recuerdo mucho la trama, solo recuerdo el trauma, habían tantos golpes que los hombres terminaban con el rostro y el cuerpo hecho trizas. Así como resulto mi rostro y mi cuerpo luego de una salida a montar bici como un día normal que solía hacer ejercicio en domingo. 

Antes de que quien lea este texto lo continúe leyendo tiene que saber que todo esto por más loco, absurdo, o fuera de los cabales por efecto de la anestesia, que les pueda parecer, fue real, así lo viví, y fue aterrador y a la vez maravilloso. 

Salí un domingo a montar bici, revise la bici sin ningún inconveniente más que algo baja de aire, le puse aire y empecé mi camino a hacer tal vez según yo unos 30 o 40 km, al estar en el recorrido la llanta de adelante salió a volar, eso lo supe después, lo que recuerdo es estar escuchando una canción, y que todo paso en segundos, estaba en el suelo, con dolor en mi rostro, con sangre por donde mirara.

Se me acerco un señor, yo creo que fue Dios enviándome un Ángel, recuerdo que me dijo: "tranquila tu estas bien, a la bici se le salió la llanta de adelante", él le puso la llanta a la bici y no supe más de él. Varias personas comenzaron a acercarse, todo era borroso como lo que se vive dentro de un sueño, solo escuchaba sus voces, la gente me preguntaba que si me había estrellado con alguien o algo por el estilo, claro, la bici ya había sido acomodada, así que estaba muy confuso todo. 

Logre comunicarme con mamá sin poder hablar, alguien tomo mi celular y le conto lo que estaba sucediendo, este texto se llama el club de la pelea por la forma en que me vi ese día pero también porque creo que en ese mismo instante se inicio una pelea por mi vida. 

No me rompí la cabeza, ni me desnuque, lo cual ya era un milagro, es como si esas partes hubieran sido guardadas, estando en el suelo, llena de sangre y de dolor tan solo pude empezar a orar en mi mente, pidiéndole a Dios que me ayudara, pues este dolor físico es quizás el más difícil que he experimentado.

Solo tenia oración en mi cabeza, dolor en todo mi cuerpo, en especial mi rostro, y una canción que resonaba en mi mente, "todo lo que viene del enemigo lo trasformas para bien", desde allí comprendí que ese momento había sido algo muy difícil, pude enviar un mensaje para pedir oración y creo que fue tan importante contar con quien levanto al cielo un clamor por mi, porque mi dolor era absurdo, pero lo que experimentaba, y el saber que habían personas peleando por mi en oración me hicieron soportar aquel momento. 

Camino a urgencias, solo podía pensar en un texto que encuentro en la biblia: "A los que aman a Dios Todas las cosas ayudan a bien", ¿Cómo podría tener eso en mi mente en un momento tan difícil?, sentía los dientes del frente tanto de arriba como abajo, totalmente desplazados, y solo podía pensar en la cruz, ¿Cómo Jesús pudo experimentar tanto dolor? por eso lo llaman, varón de dolores, a eso me aferre, a pensar en él, en que él me entendía y podría ayudarme a vivir tan trágico momento para mi. 

Pensé mucho en él en mi camino a urgencias, en la sala de espera, en donde todo él que se me acercaba me miraba con pánico en los ojos, ¿Cómo se estaría viendo mi rostro para que tantas expresiones fueran de desagrado y asombro? ¿Cómo se vería el rostro de Jesús camino al Gólgota y clavado en la cruz? 

Fue un tiempo de mucho dolor, lo cual no lo voy a describir al detalle, lo que sí quiero compartir, es que el solo hecho de no haber muerto ese día, ya es un milagro, por un momento pensé que ese iba a ser mi ultimo día aquí, pero Dios una vez más como en el pasado, volvió a salvarme de la muerte, y hoy vivo para contar ese milagro. 

Como segundo milagro fue su compañía en cada momento, podrán llamarme loca pero así fue, lo sentí ahí, estando junto a mi cumpliendo su promesa que "aunque en el mundo tuviera aflicción confiara que el había vencido y había prometido estar todos los días hasta el fin".

Luego en la toma de radiografías algo maravilloso sucedió, se veía mi muñeca de la mano izquierda fracturada, y tenia dolor, los doctores estaban muy confundidos, porque una y otra vez me venia a preguntar, si alguna vez antes de esto yo había sido enyesada en esa muñeca o que si había sufrido una caída de hace años atrás, lo cual nunca ha pasado. 

Así que lo dejaron pasar un día y no podían creer que yo hubiese tenido un fractura que ya se veía sana, un medico hasta algo enojado me dijo: "es una caída que usted no recuerda", pero yo sabia que mi maestro de milagros, ya estaba obrando, él me sanó, hizo un milagro creativo en ese mismo instante, lamento que ese medico no me creyera, porque perdió la oportunidad de hablar de milagros que Dios hace aun hoy. 

Las noches que siguieron fueron completamente difíciles, me dolía todo y no lo calmaban los medicamentos, y sé que solo pude vivirlas, porque Jesús, estaba ahí, él me había dicho que bajo sus alas podía llorar y ser cobijada, así que lloraba y clamaba en mi mente y corazón, me consoló saber que Dios mismo se entrego por mi para que sí yo llegaba a pasar por algún dolor, él me podía entender y ayudar. 

Tengo una lista de música de alabanza y adoración en mi celular, eso fue lo que puse toda la noche del primer día de hospital y cada instante vivido allí, recuerdo entrar a cirugía con algo de inquietud, ¿Y sí este es mi ultimo día en la tierra? ¿Y si no puedo volver hablar? ¿Sí vivo podre seguir sirviéndole a Dios? ¿Podre seguir teniendo el privilegio de salvar vidas? pensé en lo que dejaría atrás, mi familia, mi familia dos, los amigos más cercanos, la iglesia, los discípulos, y solo le dije a Dios que hiciera su voluntad, que sí ese era mi ultimo día yo había vivido al máximo, y que estaría ya con él donde no hay muerte ni dolor.

Y al mismo tiempo sentí en mi corazón el amor que muchos me tienen y yo les tengo, y lo mucho que Dios aun tiene para mi, los planes que aun no he hecho aquí en la tierra, los sobrinos que no he conocido, la propia familia que tendré, las vidas que aun faltan por salvar. 

Solo pensaba en que cuando saliera de eso si Dios me dejaba seguiría amándolo a él y a los demás, nunca me había sentido tan vulnerable y me hubiese encantado poder decir muchos mas te quiero a los que quiero. Nunca me había sentido, tan cerca de la muerte como ese día y a la vez tan cerca de la eternidad. 

Muchos estaban orando por mi, es más tuve el privilegio de orar con mi segunda familia antes de entrar a cirugía, eso me dio paz, ellos oraban y yo solo escuchaba y asentía en mi corazón.

Salí muy rápido de cirugía, y al pasar el efecto de la anestesia, lo supe no tenia sonrisa, porque no habían dientes de arriba, pero tenia el gozo de saber que aun podía seguir amando a Dios aquí y a los demás, podía seguir sirviéndole a Dios, ahí pude hablar de nuevo y llore mucho no tanto de dolor sino de agradecimiento por tener más vida y poder hablar. 

Esa noche volví a orar con mi mamá y luego con mi segunda familia, ha sido de las oraciones más lindas, poder decir gracias Dios por salvarme fue precioso, pase una noche muy difícil, las horas fueron largas pero en mi mente seguía clavado el mensaje de que él seguía ahí, y que "todo lo puedo en Cristo que me fortalece" 

Hoy ya estoy en casa, recuperándome, pensando en lo bueno y fiel que ha sido Dios, en que me esta diciendo que en esto seguiré viendo milagros, como los que le sucedieron a Moisés cuando Dios lo uso para abrir el mar rojo, me despierto a veces con tristeza, pero se va tan pronto me acerco a él, le escribo mis oraciones si me duele mucho la boca, o si puedo abrirla, soy sincera y le abro mi corazón. 

Muchos esperarían que en los momentos de dolor uno se derrumbara, o que preguntara ¿por qué a mi?, yo he decidido encontrar milagros, intimidad con Dios, escuchar su voz tierna y amorosa, sentir la cobertura de sus alas, conocerlo más profundo y salir de esto más tierna, más cariñosa, más agradecida, más noble, más compasiva, recordar que no sé que traerá el mañana pero sé que nunca se apaga su llama, que salga el sol por donde salga el me ama, como diría una de mis canciones favoritas. 

Hoy escribo esto por que estoy agradecida con Dios por estar viva, porque quiero recordarme que voy a estar bien, porque quiero animar a los que pasan por situaciones muy complejas, aun más que la mía, que Dios está y si él está estaremos bien porque él tiene cuidado de nosotros. 

También quiero agradecer a la familia de Dios, cada oración, cada palabra de animo, cada versículo que me da vida, cada detalle que me han dado, me han hecho saber que definitivamente si lleváramos a muchos a Jesús nuestro mundo seria otro y estableceríamos ese reino que él quiere, gracias a quien se tomo un instante para orar por mi, gracias a los que siguen pendientes de mi. 

Gracias a Dios que me ha dado un día nuevo y un nuevo respirar, seguimos peleando porque esta leve tribulación no es comparable con la recompensa de tenerlo a Él.  

Para finalizar, quiero decir, aférrate a Dios, a su amor que perdura para siempre, aférrate a su palabra, pues de lo que te alimentas en tu rutina, definirá en donde estarás el día oscuro, así que aférrate a él, pues el esta ahí a la puerta de tu vida, para ayudarte a pasar por valle de sombra de muerte, pero también a los buenos planes de bienestar que tiene para ti. 




miércoles, 21 de abril de 2021

¡Ay como me duele!

Recientemente vi el capítulo de una serie médica, donde mostraban a una persona sorda, que había tomado la decisión de hacerse una cirugía para poder oír por primera vez, después de la cirugía ella no se sentía ella misma. 

Había mucho ruido, y había dejado de valorar a su mejor amiga ya que percibía  tanto ruido alrededor que sentía que en realidad ya no la escuchaba. 


Me llamo mucho la atención esa historia en su momento pero recientemente la pienso aún más, debido a que mis oídos no han estado pasando por un buen momento, piel muerta ha generado taponamiento en los mismos, y han generado inflamación de tal forma que en este momento en el que estoy escribiendo este texto, no escucho de la mejor manera. ¡Ay como me duele!, como dice una canción bastante popular de la cantante Selena, y quien ha experimentado un dolor de oído sabe lo que eso significa.


Esa historia de la serie frente a esta historia que sigo viviendo, me han hecho reflexionar sobre la manera en las que escuchamos. Y ambas historias se conectan con el ruido, a veces tenemos tanto ruido en nuestra vida que no escuchamos lo que nos está pasando. 


Dios quien siempre está interesado en hablarnos, lo suele hacer de formas sencillas, tan sencillas que las podemos perder de oído, por tener ruido en nuestra mente y corazón. A veces nos susurra con el viento, que refresca en un día caluroso, a veces nos habla a través de canciones, o nos habla a través de situaciones, pero tal vez la forma más clara y sencilla es a través de sus propias notas, escritas a través de muchas personas compiladas en un solo libro, así es: la Biblia. 


Debido al dolor de oído que he tenido, tengo que hablar pidiendo que por favor me repitan lo que están diciendo, algunos se molestan y no me repiten lo que dijeron, he tenido que concentrarme mucho para escuchar lo que algunos me están diciendo, normalmente presto mucha atención a las palabras, a las expresiones y los tonos con los que alguien se expresa, pero debido a esta situación he tenido que ser más intencional al escuchar. 


He pensado en que no sabemos oír y que odiamos repetir porque esperamos ser oídos correctamente, también me ha llevado a pensar lo paciente que es Dios conmigo, cada vez que le digo: “sé que me amas pero podrías decírmelo más seguido”, tal vez me lo dice constantemente más de lo que he pensado pero mis oídos espirituales pueda ser que también estén tan resecos y tan llenos de piel muerta que no lo escucho, o pueda ser que me lleno de tanto ruido de las preocupaciones diarias que no logro escuchar sus mensajes de amor para mi. 


No sé cómo vamos escuchando por la vida, sin ser tan consientes de ello, un profesor de cultura ciudadana solía decir “oído” cada vez que iba a decir algo, recuerdo que junto a una amiga nos reíamos porque nos parecía muy cómico que en vez de decir atención o escuchen decía eso, aunque entendía que era la forma de romper la monotonía que no deja que prestemos atención a las instrucciones que se nos estaban dando. 


Y pienso mucho en eso porque debido a este dolor de oído que aún tengo, he orado mucho por sanidad, he ido al médico pero sobre todo me he quedado meditando en todas aquellas ocasiones donde los evangelios hablan de sordos que Dios sanaba, siempre me imaginaba esas historias distantes a mi, porque no había tenido la situación de esforzarme para oír, sin embargo hoy adquieren sentido esas lecturas que tal vez sentía ajenas a mi, para pedir por lo físico pero tal vez por lo espiritual porque siento que muchas veces esos oídos espirituales se han llenado de muerte y no han podido escuchar el amor tan claro que Dios me habla a diario. 


Creo que estas cosas a veces se nos permiten vivirlas para seguir haciendo altos en el camino y valorar lo que damos por sentado como un oído físico que nunca falla y también correr al maestro de milagros para ser sanados física y espiritualmente. Encontrar sanidad y poder escuchar lo que nos dice a diario sana nuestra vida, y al igual que la historia de la serie no quiero ruidos que no me dejen oír verdaderamente a mi mejor amigo a aquel que me ha amado con amor eterno. 






lunes, 5 de abril de 2021

Hace un año

Hace un año que no escribo en el blog, es increíble como pasan los días. No es que no tenga nuevas historias que contar, más bien es que fue un año bien difícil, y como es natural en la época del filtro de Instagram, nos gusta contar más lo sabroso que lo amargoso.

Quizás es por eso por lo que no he regresado al blog, pensé que no tenía algo bueno que decir, en medio de tantas lagrimas que derrame el año pasado, ¿Qué de bueno podría compartir? Y la respuesta es que sí había algo maravillosamente mágico que compartir, solo que en su momento no lo había logrado percibir.

Fue la mano de Dios, dice una canción de Thalles Roberto, fue la mano de Dios que estuvo conmigo, su rostro, su corazón, ahora que pienso en los días vividos de un año hasta aquí, fue su presencia la que me acompaño en cada paso.

Perdí una empresa por la cual luche muchos años, perdí la sensación de estabilidad económica, volví a la casa de los papás, deje de ir a mi lugar favorito en el mundo todo porque sus puertas aun no están abiertas, deje de pararme en la esquina de aquel lugar y de contemplar las multitudes alzar manos a los cielos, o caminar con por sus calles haciendo el bullicio clásico familiar o amistoso que se podía ver y escuchar.

Deje de colarme en reuniones porque si algo note es que estaba en muchos planes porque me vinculaban al verme sin plan, pero en lo virtual no fui invitada. Me encontré con bastantes días de ausencia de personas en mi vida, porque la cuarentena así lo propicio y como soy una ñoña desde 1987, he guardado las normas así me hagan burlas todo este tiempo.

Todo esto me llevo a ver milagros, como el que conté hace un año, milagros como el recibir un helado cuando ore "Papá sé que me amas, pero me gustaría poder hoy sentir ese amor a través de un regalo" y esa misma noche recibir en mi puerta un helado con un mensaje que había sido enviado por Papá.

He visto milagros al ser contratada mes a mes y tener provisión cada día, he visto milagros al poder abrazar a algunas personas, he visto milagros al ver que aun a través de las pantallas nada detiene el amor de Dios por sus hijos, he visto gente ser saciada en este tiempo, he podido ser voz de aliento para algunos que han tenido pérdidas dolorosas, y aun ahí he visto al consolador surrurar al oído que quien está con Dios nuca está solo, he podido ser parte de un proyecto en el cual nunca pensé estar.

He podido ver desde hace un año esta verdad: “Porque desea que comprendan que él es el Señor el Dios de ustedes, y que los ha estado cuidando y alimentando” Deuteronomio 29:6b

Hace un año que no escribo porque si vaciaba mi hace un año en letras habría un panorama corto de lo que veo hoy, y es que su fiel amor dura para siempre, y que pase lo que pase, aun el que cree en él aunque este muerto vivirá, así como aunque al finalizar el año pasado e inicio de este me sentía muerta en muchas áreas de mi vida, él volvió y dio vida a mis huesos, aliento de vida, porque en él siempre todo nuevo es.

Alfarero

Vivir con dolor es una cosa muy fuerte. Escribo esto mientras me pasan electricidad en uno de mis pies. Aquí estoy en rehabilitación tratand...