He aprendido a disfrutar cada momento, los cercanos y los lejanos, los que están y los que se han ido, y miro al pasado no con nostalgia sino con agradecimiento, por eso creo que no hay una mejor etapa en la vida, todas son mejores, lo que pasa es que no las disfrutamos porque estamos pensando en el futuro que queremos y aún no tenemos o en lo que tenemos y podemos perder.
Me ha costado años aprender esta lección, porque si me dieran a elegir, elegiría los momentos de intensidad con la gente, de estar todo el tiempo y a toda hora, pero los múltiples cambios de la vida ha hecho que sepa que no debo aferrarme sino sacar el provecho máximo de cada situación, persona, cariño, me lo gozo con emociones profundas, para al final recordar en medio de las cosas que me dejan esos tiempos que fueron buenos tiempos, con o sin lágrimas que pude disfrutar y que ya se fueron y si no aproveché fui yo quien perdí.
Me aferraba mucho, a emociones, a personas, a ideales, a regalos, a todo me aferraba, al pelo corto al pelo largo, hasta que por fin comprendí que tenemos una corta vida para aferrarnos, la gente que me rodeaba ya no es tan cercana porque se casaron, viajaron o su dinámica de vida cambio, deje de lado mi título profesional porque no lo gozaba y no me daba para vivir, deje mi casa materna, deje de demandar cosas a las personas, y todo esto estuvo bien, para ir ligera en la vida, para entender que todo tiene su tiempo, y que todo es vanidad como este blog, deje de aferrarme a lo bueno o lo viejo para ir a lo nuevo y a lo mejor.
La última vez que me aferré fue a una promesa de amort no de un hombre hacia mi, sino de lo creo Dios me dijo pero ya no podía seguir aferrada a eso, solo me lastimaba, así que decidí soltarlo, no porque una promesa no pueda ser cumplida sino porque si me aferro a las promesas en lugar a Dios quien me la prometió me iba a perder y casi que lo hago, así que decidí no volver a aferrarme, sino disfrutar cada etapa de mi vida, disfruto el estar a solas porque ya sé que nunca estoy sola pero disfrutaré de la compañía porque quien me acompaña en esos momentos de estar a solas seguirá estando ahí.
No me aferro al pasado, a la gente, a las cosas sino me aferro a él Dios que me creo que qué tiene los mejores planes para mi, donde hará duradero lo que tenga que durar y donde los planes pasajeros se escaparan para lo que va más allá, lo que va hasta la eternidad.
Me aferro a amar, lo hagan o no, a servir, a soñar, pero a no más seguir llevando cargas que no puedo llevar, sino a descansar sabiendo que si hago todo conforme al plan, no es que se dé el plan pero sí que todo se dará bien.
Me aferro a amar, lo hagan o no, a servir, a soñar, pero a no más seguir llevando cargas que no puedo llevar, sino a descansar sabiendo que si hago todo conforme al plan, no es que se dé el plan pero sí que todo se dará bien.