martes, 29 de noviembre de 2016

Infinitamente agradecida




Durante estos días me la he pasado pensando en los motivos por dar gracias, y quizá una foto que resumiera las cosas por las cuales hacerlo. No hay foto que pueda decir cuan agradecida estoy.
La verdad es que ha sido un año bien movido, he aprendido a crecer porque manejar algo propio no es tan fácil como parece. Y darse cuenta que la única manera de lograr algo es dejándose enseñar. Dios ha estado ahí para hacerlo. Al igual que papá y mamá.

Vi como una amiga quien por muchos años lucho con Dios y no creer en él, y quien tuvo muchas cosas difíciles en su vida, cumplió uno de sus sueños, formar una familia, y ahora está más que feliz, las lágrimas que alguna vez vivimos en una noche fría en una panadería, aquella misma noche llena de notas salidas de mi guitarra, nunca imaginamos que la historia podría ser hoy lo que es.

He cumplido el sueño de viajar a Brasil porque sí, para hablar en portugués y también el reto de ir sola a otro lugar. Y en realidad nunca estar sola, conocer a Dios como quien lo suple todo. Y por poder gritar, querido esposo donde quieras que estés ya puedes llenar, ya viaje sola.
Vivir una tristeza de no ser aceptada por alguien y saber que los rechazos no son sino algo más que nos forma, nos muestra de que estamos hechos y sobre todo nos vuelven a llevar a reconocer nuestra identidad. Darme cuenta que Dios usa todo para bien, que nos muestra caminos, y nos deja elegir, y espera que lo vinculemos en todo y así tomar las mejores decisiones de nuestra vida.

Ver otra amiga, ser feliz con su amor, sentarme al lado de alguien que me gustaba y ahora él esta con quien el gusta, son cosas por las cuales agradecer porque es como la vida, escenas y escenas que si nos fijamos bien, son cómicas y sacan grandes sonrisas.
Viajar y conocer gente nueva, darse la oportunidad de conocer, vivir, respirar, y sobre todo confiar en que Dios desea y tiene lo mejor para cada uno.
Perdí por primera vez a alguien en mi vida, mi abuela, quien sé que ahora está en el cielo. Y allá nos veremos. Por esto conocí a Dios de manera distinta más profunda, más íntima y supe que estuvo ahí cada momento. Como él solo lo sabe hacer.
He fortalecido lazos de amistad, he aprendido a valorar a otros, entendido lo valiosos que son y la importancia que tienen en mi vida. Entendiendo que las diferencias son lo máximo porque esto es lo que nos hace crecer y saber que Dios es perfecto y que nos diseño de manera maravillosamente especial.
He llorado y he reído. Tengo cosas infinitas por las que agradecer, personas claves que han hecho parte de esto.
Doy gracias a Dios porque no ha sido un año que pasó en vano sino que veo que es más que el anterior.
Pero sobre todo doy gracias por aquellas que uno en teoría no debería agradecer pero lo hago porque es un año en que aprendí que levantar las manos vale más aún los sueños cumplidos. Porque hay un Dios que te guarda que te suple y que te entiende y que tiene lo mejor para ti. Dios cambio mi vida y un año más que me da, un año más que tengo el doble privilegio de enseñar a pequeños y grandes, estoy infinitamente agradecida por la elección que hice hace años de entregarle a Dios todo porque con el todo y cada año y segundo de mi vida ha valido completamente la pena.

jueves, 10 de noviembre de 2016

Jesus Run, como en la vida

Para mi la vida es como una carrera, y en mi caso como Jesus Run, la última carrera que corrí este año, no daré información de donde nace la carrera ni cosas así porque seria publicidad no paga (jaja), pero supongo que pueden entrar a la pagina oficial del evento para conocer dicha información, hablare de la experiencia vivida allí en medio del trote y de todo lo que implica,  pero para entender este texto un poco más, comenzare contándoles que mi sueño era ser atleta profesional competir en juegos olímpicos y cosas así, pero estudie bacteriología y ahora tengo una lavandería. Ese es un chiste que ahora hago, yo me río de mi historia de vida y otros también ríen de ese espectáculo pero para llegar a ese punto realmente tuve que llorar mucho, ya había hablado algo del porque no corro de esa manera, no fue falta de entusiasmo o falta de dinero, o de tener el talento pero no la practica, sino falta de un ligamento que perdí en el colegio a la edad de hace arto.

Por eso digo que vida y quizás algunos se sientan identificados es como una carrera, me inscribieron, yo no quería ir, y así nacimos, nadie pidió nacer, y con esa frase me encontrado varias veces, así me paso en la carrera, no iba a ir por falta de recursos, de animo porque llevaba más de una año sin entrenar por la rodilla que me ha estado  molestando, y porque realmente quería ese festivo dormir y ver series todo el día, pero una amiga me inscribió y heme allí, corriendo, como en la vida, hoy estoy agradecida con la vida que tengo, el lugar que nací, la familia y demás pero no siempre fue así, odie vivir, como "odie" en un principio el regalo de competir en esa carrera. En ambas ahora estoy feliz, y como la carrera fue Jesús quien cambio mi vida, con su amor, así se llamaba el 1k de la carrera, Dios me cambio, me dio propósito, destino.

Correr a veces es difícil, tuve que parar dos veces porque sentía que no iba a poder, no por el estado físico sino por la rodilla que no respondía, y así es la vida a veces sentimos que no podemos, que no damos la talla, mas allá de con los otros, porque nos comparamos, y no sabemos vivir con nosotros mismos, medimos nuestros resultados sean cuales sean y pensamos que eso único que hacemos bien, no lo estamos haciendo como se debe, que fallamos y que no servimos para nada, así se siente uno corriendo y en el paso de los años, la verdad es que no es cierto, somos valiosos, tenemos dones y talentos y no nos definen los resultados sino el encontrar nuestra identidad en Dios.

En esta carrera paso de todo, casi todo el tiempo estuve detrás de un hombre que siempre me gusto, pero que ya se cuadro y ahora es feliz, y es curioso porque como en esos más o menos 3k  pensé que algún día iríamos al mismo ritmo, y ya vi que no, y eso nos pasa aveces vamos detrás de personas que creemos que están a nuestro ritmo y no, pero llegara el día o algunos ya les llego, en que no correremos solos esa carrera sino que estará ahí alguien del que no tendremos que correr detrás o adelante, sino que ajustaremos nuestros ritmos para apoyarnos e ir hombro a hombro, hacia los mismos planes, y se aplica a varias relaciones.

En estas cosas pasan de todo, sí como en la vida, uno va solo, acompañado por ratos, se toma uno selfies, pero alguien siempre esta detrás de escena, en Jesus Run, un primo que me encontré casualmente y en la vida, Dios, dibujandonos el camino y esperando que respondamos a su llamado, él es un padre tierno que se complace en ir a nuestro lado aunque la gente este pero cuando todos se han ido él permanece fiel. De hecho su promesa es que no importa lo que vivamos él va estar ahí siempre, hasta el fin.

Foto por: Jhonny Beltrán


En la carrera espere a unas personas para aplaudirles a su llegada, y fue maravilloso ver sus rostros de <alguien me espera y me hace sentir importante>, ese ha sido Dios para mi, porque él estaba ahí, al final de mi recorrido y me hace saber que él se siente muy bien conmigo y que me ama mucho.

Como en esta aventura que al principio no quería vivir, pero que me recordó cosas y me mostró otras, cada cual tiene un entrenamiento que hacer, unos dones, unas metas que cruzar, personas con las cuales estar, momentos de estar en soledad, momentos de grandeza y momentos de tristezas, alegrías y decepciones, pero desde mi punto de vista todo eso lo podremos vivir con Dios guiándonos, sí así se lo permitimos, él conoce cada detalle, cada aplauso que necesitamos, cada necesidad, cada sueño, y tendrá control sí así queremos, así me paso, al correr lo sentí corriendo junto a mi, animándome y al final poniéndome esa anhelada medalla.