viernes, 8 de noviembre de 2013

Intoxicación

En esta última temporada, he tenido dos eventos donde pude morir, como siempre algo de exageración o quizás no tanto. No lo sé, sólo se que dos veces estuve expuesta a gas.

La primera fue en el edificio en el cual vivo, se rompió un tubo de gas de la torre donde estamos ubicados, era de noche cuando te vi, digo era de noche cuando todo paso, a la madrugada comenzó a escucharse una bulla a lo lejos, yo estaba profundamente dormida y sentía como sí estuviera en un sueño dentro de otro sueño, ese era donde yo olía a gas y escuchaba ruidos, gente gritando, gente que timbraba a nuestro apartamento, gente que gritaba el nombre de mi mamá, mi hermana y el mío, gente que golpeaba la puerta, yo yo dentro de ese sueño dentro de ese sueño sólo pensaba que podría relamí ente estar pasando algo, o que simplemente era producto de el cansancio que se había apoderado de mi. Lo raro era el olor a gas, de esa extraña sensación de no poder respirar, mientras dormía, pensaba o soñaba semi dormida, en algún capítulo de CSI las Vegas donde una señora muere así silenciosamente por un escape de gas, pensaba que quizás ese capítulo salía de mi inconsistente y de alguna extraña manera podía sentir el olor, de esa forma como cuando uno sueña que se cae de algún lugar, o que siente que se pellizca en un sueño. 

La cosa es que parecía real y al mismo tiempo irreal, también pensaba que sí fuera real, mamá se hubiese levantado pues su sueño al contrario del mío es muy liviano, pero ella tampoco se levantó. En el tiempo que debía despertar tipo 4 y 30 am, me arregle y pensaba en sí todo eso que sentí había sido producto de mi imaginación en la noche, mamá me confirmo que algo había pasado pero que por una extraña razón tampoco logró levantarse, luego nos contaron que efectivamente habían evacuado el edificio como por 3 horas y que estaban preocupados por nosotras.

La siguiente ocasión de gas, fue hace unos días, llegue a llenar el carro de gasolina, y cuando me parquee para tal labor, empezó un ruido fuerte, se soltó una manguera de gas, la gente corría, tratando de solucionar tal cosa, yo veía como los empleados corrían a tratar de cerrar la máquina para evitar esa fuga de gas, así que de nuevo ese olor característico, pero no podía hacer nada, era peligroso moverse o irse, mire a un lado y vi un letrero que decía en letra grande en caso de fuga de gas, pero el resto del letrero era en letra pequeña que no alcanzaba a ver, me dijo que uno nunca piensa que esas cosas puedan pasar.

Y así mismo llegue por estos días a pensar que los eventos más extraños de la vida pueden pasar pero que dos eventos en la misma temporada sólo hablan de nuevo de Dios que me cuida, que me protege que sale a defenderme, que tiene un plan para mi, y que pueden existir más fugas de gases pero que sí mi vida está depositada en él, cumpliré lo que el planeo para mi y decidí caminar, llegara el amort y todas esas cosas. 


Porque se avecinan mejores cosas un recuerdo de esta temporada, el paisaje de mi cumpleaños 26. 

lunes, 4 de noviembre de 2013

Auto conmiseración

Caminar por alguna ciudad, en especial hablo de la que caminó a diario, Bogotá, es encontrarse con realidades que para algunas personas son libros o producto de la imaginación. Para nosotros son realidades.

Una de ellas es la autoconmiseración, existen muchas formas de ellas, empecemos por la propia, soy de las que decía que pobre de mi, porque no tenía cosas o porque quien sabe si alcanzaría otras, me evaluó y pienso en todo aquello, que dije y pensaba en un momento, fijó mi mirada en lo que viene por delante, y en la cruz, que limpió todo esa autoconmiseración. Cuando pensé que era sólo algo propio o de mi familia, note que también es una cosa en la ciudad y de las personas. Y que aún compramos eso, autoconmiseración. 

Un día se subí en un bus, iba camino a mi casa, desde la universidad, se subió un señor a vender dulces, con una actitud que me impresiono, dijo algo como "Esta mi manera de trabajar,estos son los dulces que vendo, valen tanto, quien desee alguno me acerco y con gusto, lo vendo" Sonreía, y ya, dio gracias y se bajó del bus. Pocos compraron. Al rato, subió alguien más a vender algún producto que no recuerdo, no recuerdo porque su discurso fue parecido al que muchos tienen "Por favor colaboren tengo tantos hijos que mantener, somos pobres, el gobierno no ayuda, no hay trabajo, es mejor vender que subirse a robar". Muchos le compraron. 

Dependiendo de la historia de vida que cuenten, y no digo que sean falsas, sólo que algunas sí lo son como aquel a quien se le murió un hijo semanalmente y no tiene para el entierro, o aquel a quien lo acabaron de robar y no dejaron sin nada, y tiene el brazo lleno, de sangre, con costra de muchos días, dependiendo de esas historias, es más la compra del producto. Es decir que comparamos y vendemos autoconmiseracion. 

Lo triste de esto no es verlo en los buses o no, sino que a veces somos de esos que vendemos y compramos autoconmiseración, nos quejamos buscando compasión o atención de los otros, tenemos una visión del dolor del tamaño de nuestro ego, de nuestro yo, lo cuento porque he sido de esas, hasta que fui confrontada por un mensaje que escuche ya hace varios años.

Lo que me impresiona no es la autoconmiseración, sino ese termino que es tan distinto la resiliencia que según wikipedia es "la capacidad de los sujetos para sobreponerse a períodos de dolor emocional y traumas." La primera vez que leí ese termino fue en una novela, donde hablaban de muchas cosas, pero de como un niño en Brasil había logrado salir del estar huérfano y sin nada con el amor de otros y disfrutando de la playa y el fútbol, esto me llevo a pensar que todos tenemos maneras distintas de sobre llevar lo que nos pasa en los momentos difíciles de la vida, pero lo que me cautivo es que muchas veces estaba tan enfocada en mi ombligo que olvidaba que esas cosas lo único que hacían era generar distorsión del real diseño con el que fui creada.


Tengo tanto por hacer y cada lector de este blog tendrá tanto por hacer un plan bien diseñado que si decide aceptarlo al estilo "Mision Imposible" tendremos que asumir que la autoconmiseracion solo nos sirve para cargar unas maletas pesadas que en la vida con el pasar de los años, nos dejaran ver que esa vida se fue y no hicimos nada con ella, y al final estaremos tan ciegos que eso nos comerá vivos.

Creo que tenemos las herramientas precisas, no hablo de que lo podemos todo y ve y camina una cuadra tomate un café contigo porque para mi todas esas cosas de autosuperacion son de las que mas generan sentimientos inadecuados, es una visión personal, solo puedo decir que el único que nos puede quitar ese lastre de vergüenza y de soledad que se unen a la autoconmiseracion es esa cruz, es Jesús.