Los que me conocen saben que suelo decir “el silencio incomodo” o “me molestan los silencios incómodos” aunque para mí este es uno de los tantos silencios que existen, he aprendido como me dijo una profe un día que “en los silencios también se habla”. Cuando escuche eso por primera vez la frase rondo mi cabeza por días y digo yo hasta el día de hoy, y si no fuera así probablemente no estaría escribiendo un texto sobre ello.
Creo que existen silencios incómodos, como el de subir a un ascensor y que hayan personas en el, o que tu estés en el y se suban personas, como que no sabemos cómo actuar, algunos rompen ese silencio diciendo buenos días, tardes, noches, dependiendo la hora, y como que esos segundos en los que esperamos para llegar a nuestro piso nos quedamos ahí en silencio y como ensimismados, a veces nadie dice nada, nadie saluda y mucho menos se despide. O si uno va acompañado, a veces existen hasta risitas nerviosas. También existen esos momentos donde algo paso o le paso a alguien algo triste o doloroso y escuchamos y tratando de romper de nuevo, decimos frases tan sacadas del estadio como “no sé qué decirte”, o las veces que hemos sido disciplinados o regañados y como que no se sabe decir, o cuando uno falta a algo o alguien y se queda en silencio, o esos momentos en los que llegamos preciso a una discusión entre amigos, hermanos, novios, y sentimos el sonido de un grillo de fondo, es como si nos robaran las palabras en esos momentos tan importantes. O que tal el de cuando se está rompiendo el hielo y llega uno a un lugar en el que no conoce a nadie y no sabe que decir.
Pero también existen silencios que no son incómodos y que uno no quiere romper, silencios tales como cuando uno escucha una canción y medita en ella, o cuando le dan a uno un regalo y queda tan sorprendido que uno no sabe que decir y queda con cara de ¡wow!, o aquellos momentos donde en silencio observas a tus padres y hermanos compartiendo un plato de comida y das gracias en medio de ese silencio por el privilegio de tenerles al lado, y así pasa la escena tipo película. El favorito para mi en este tiempo se ha convertido en tener mi celular en silencio, es curioso por que cuando alguien me llaman preciso tengo el celular en la mano, o cuando no y me doy cuenta luego "desespero" por saber quien llamaría, devuelvo la llamada pero es un celular de cabina, al final me resigno y espero que algún día me dejen un mensaje de voz, también me doy cuenta que me han escrito una cadena en el pin de blackberry después de mucho tiempo abro el chat, no lo leo, lo borro de una, y si alguien en verdad me habla a veces me tardo en la respuesta, pues ando en el trabajo y en pausas activas puedo responder, me gusta ese silencio, no sé, son las ganas de sentir que un celular o tecnología no me atan de alguna manera.
También existen silencios con uno mismo, donde uno no quiere hablar, aun ni pensar sino dedicarse a descansar, es tal como un momento completando el cielo o la naturaleza, el mar, y dándote cuenta de cuantas cosas hermosas hay y cuán grande es el Padre que nos entrego todas ellas.
Existen silencios de todo tipo, el silencio cómodo, el incomodo, el alegre, el triste, el casual, el de obligarse a estar en silencio para oír a otro o ver cine. Hay también silencios que solo se darán en relaciones cercanas y otras como las del ascensor, hay personas que no toleran el silencio y se la pasan hablando o llenado de “ruido” todo el tiempo toda su vida.
A veces a mí me gusta quedarme en silencio y escuchar, y saber que detrás de ese silencio muy probablemente mi Padre me quiera hablar, me gusta sentarme en un parque y cerrar los ojos y escuchar los pájaros cantar, porque siento que ellos alaban todo el tiempo, me da una perspectiva de agradecimiento, pues si Dios nos dice que somos más que ellos, cuanto más nos ama.
Escribo sobre los silencios porque a veces la escritura puede ser una forma de hablar en silencio, porque me gustan ciertos silencios aunque con otros me sienta incomoda. Porque tal vez estuve pensando en los chistosos que nos vemos en todo tipo de silencios o simplemente porque en cada uno de ellos también estoy aprendiendo el tiempo en que uno debe hablar o callar.
Para terminar esto que algún día leí "Hay instantes en la vida en los cuáles las palabras sobran, donde el lenguaje lo único que hace es entorpecer la perfección del silencio" Relato de un asesino. M.M.
Para terminar esto que algún día leí "Hay instantes en la vida en los cuáles las palabras sobran, donde el lenguaje lo único que hace es entorpecer la perfección del silencio" Relato de un asesino. M.M.